Cuando el dolor toca a nuestra puerta En medio de la aflicción clama a tu Padre celestial 2 de July de 2019 Mercedes Eleine González
Cuando el dolor toca a nuestra puerta
Cuando el dolor toca a nuestra puerta En medio de la aflicción clama a tu Padre celestial 2 de July de 2019 Mercedes Eleine González
Blog de la Biblia

Mi amiga Ángela llevaba 35 años de matrimonio con su esposo Luis. Me encantaba ir a su casa, se respiraba armonía y amor. Los niños habían crecido, ya eran jóvenes educados y estudiosos. Luis, el mayor, iniciaría su carrera en la universidad y Ángel, el menor, terminaba la escuela intermedia. Nunca le habían dado un dolor de cabeza a su madre. Ángela, mujer cristiana, era muy feliz en el ámbito familiar. Cada domingo en la iglesia le dábamos gracias a Dios por las bendiciones de cada día. No se podía pedir más en la vida.

Una mañana me llamó preocupada. Su esposo se había quejado toda la noche de un fuerte dolor en la espalda. Irían al médico; ¿podría yo recoger a Angelito, el más chico de sus hijos, en la escuela, pues hoy saldría más temprano? Ella no sabía a qué hora terminaría la cita con el doctor.

—Claro, amiga, no te preocupes. Vete tranquila. Tenme al tanto, por favor.

Después de terminar mis labores en casa, fui a recoger a Angelito. De regreso recibí una llamada imprevista de mi amiga, muy preocupada.

—¿Qué pasa, amiga?

—Ha surgido un imprevisto. Luis se va a quedar en el hospital. Le han hecho varias pruebas, hay sospechas de una leucemia invasiva, el dolor en la espalda es un reflejo. Estoy desolada, amiga.

No supe qué responder. A partir de ese día los acontecimientos se precipitaron. Inexplicablemente un mes después Ángel fallecía víctima de un cáncer agresivo; mi amiga estaba totalmente destrozada. Todos estábamos muy tristes. Era a mí a quien tocaba darle aliento a ella. ¿Cómo lo haría? Me sentía impotente. Debía sacar mi fuerza interna para darle a ella. En muy poco tiempo su vida había cambiado de la noche a la mañana. Su mundo se había derrumbado. Ella solo repetía: «¿Por qué precisamente a mí?» Eso es lo que solemos decir cuando la tragedia toca a nuestra puerta.

Oré a Dios para que me ayudara. Tomé la Biblia, no como libro de dichos bonitos, sino como fuente de consolación dada por el mismo Dios que se compadece con nuestras pérdidas y así, fui a su casa. Después de un emocionado abrazo y tiempo de acompañar a mi querida amiga, compartí las siguientes promesas:

«Hermanos, no queremos que se quedan sin saber lo que pasa con los muertos, para que ustedes no se entristezcan como los otros, los que no tienen esperanza. Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a los que murieron creyendo en él» (1 Tesalonicenses 4:13-14).

«Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí» (Job 19:25-27)

Jesús le dijo entonces:
—Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?

Ella le dijo:

—Si, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
(Juan 11:25-27).

«No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar» (Juan 14:1-2).

No sé si fue mi convicción, la fe en mis palabras o la manera firme y dulce con que leí esos versículos maravillosos de la Biblia, pero lo que sí puedo asegurar es que poco a poco su rostro se fue transformando hasta adquirir una paz que yo en mucho tiempo no había visto.



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Mercedes Eleine González
Mercedes Eleine González

Es Licenciada en Literatura Hispánica (Universidad de La Habana, Cuba), Diplomada en Comunicación Social y Periodismo (Universidad de La Habana, Cuba) y Graduada de Cursos Teológicos en Seminario de Matanzas, Cuba. Fue Líder Comunitario, Primera Iglesia Bautista, Alamar, La Habana, Cuba. Actualmente forma parte del Coro de Alabanza de la Iglesia Bautista Buenas Nuevas en la ciudad de Miami, Convención Sur. Es directora y maestra de la Escuela Dominical de su iglesia.

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