Desconectando… …Con el propósito de estar mejor conectado 17 de April de 2018 Gary Wiley
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Desconectando… …Con el propósito de estar mejor conectado 17 de April de 2018 Gary Wiley
Blog de la Biblia

Revisitando el silencio

Hace unas semanas escribí aquí unas palabritas sobre el silencio y la importancia de quedarnos en silencio para oír a Dios y recalibrar la vida. Debo confesarme ante ustedes, mis queridos lectores, que todavía no es una realidad en mi vida. Sin embargo, esta mañana antes de llegar a mi escritorio tuve un momento importante, un momentito en el cual reconocí que Dios se estaba comunicando conmigo —en el silencio.

Antes de seguir, tienes que saber algo de mí. Soy una persona muy apasionada por mi fe, mi familia, mi trabajo y mi lugar en este mundo. A veces tengo muy grandes ideas y pensamientos, y busco la manera de cambiar todo lo malo por una conversación o un blog. Mi costumbre diaria, después de pasar un tiempo con Dios en la lectura y la oración, es ocuparme en saber todo lo que está pasando en el mundo, en la nación, en mi iglesia, en la cultura y en la política. Leo las noticias por Internet, voy a Facebook, leo los comentarios de todos los que sigo en Twitter, y doy una lectura rápida a los email a los que estoy suscrito para saber aún más de todo lo que tengo que mejorar. Por favor, comprende que no tengo un «complejo mesías», pero como dije, me apasiona ver que las cosas mejoren.

Mi intención de Pascua

Generalmente la gente determina durante las semanas de Cuaresma —si es de su tradición y práctica— dejar algo, puede ser el chocolate o la carne, o aun un vicio, hasta la Pascua de la Resurrección. Pensaba en el postre o algo así, pero a la raíz, había algo que Dios quería que dejara, y por fin, esta mañana, me di cuenta de lo que es —mi obsesión de estar conectado con Facebook, Twitter, emails, por mencionar algunos — ¿cuántas veces había sacado las apps de mi móvil y las había instalado de nuevo durante la Cuaresma? ¡Más de cinco veces!

Pienso en el tiempo, las emociones y la furia que gasto muchas veces al día en tratar de ponerme al día con todo lo que está pasando en cada rincón de cada tema sobre el cual puedo preocuparme. ¡Qué cansado estoy! La palabra de Dios para mí era: «¡Basta!» Entonces, tres días después de la Pascua, ya estoy listo con mi intención.

¿Esto me conecta mejor?

No dejo todo esto para hacer nada, aunque un poco de silencio no es nada malo. Ya sé lo que está pasando alrededor de mí. Mis amigos y compañeros de trabajo me van a informar de las minucias de los eventos actuales. Desconectándome de la tecnología me permite conectarme mejor al mundo y los propósitos de Dios por medio de la oración. Por varias semanas he tenido la intención de escribir algo sobre unos versículos en 1 Timoteo.

Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por toda la humanidad. Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad.

Así pues, quiero que los hombres oren en todas partes, y que eleven sus manos a Dios con pureza de corazón y sin enojos ni discusiones (2:1-4, 8).

Ahora sé por qué.

Lo que hice esta mañana

Es tiempo de rendir cuentas. Esta mañana nuevamente eliminé las apps de mi móvil. Salí de la lista de todos los «emails» que me provocaban la furia. No visité el sitio de las noticias. No más Facebook, no más Twitter, no más… —es una adicción para mí querer estar conectado— pero confío que Dios tiene una mejor conexión para mí. Voy a hablar con él.

Gracias por escuchar mi confesión. Tal vez todo esto no es para ti, pero conectarte con Dios siempre vale la pena. Dale un momentito de tu día —conmigo.

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Gary Wiley
Gary Wiley

Gary es escritor y coordinador de contenido para el programa de integración-bíblica de American Bible Society. Vivió por muchos años en Lima, Perú, donde servía como pastor y misionero con su familia. Después pasó 15 años en la ciudad de Nueva York, sirviendo como pastor. Recibió una Maestría de Divinidad del Seminario Teológico de Asbury en Wilmore, Kentucky. Ahora vive en Merchantville, New Jersey, con su esposa, Charlotte y tienen 41 años de casado. Tienen tres hijos adultos y diez nietos y son parte de la parroquia de San Pedro en Merchantville.

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