Reflexiona:

«Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales… y a tu prójimo como a ti mismo»

Piensa:

Muchas personas, al igual que los fariseos de tiempos de Jesús, piensan que el amor a Dios es cumplir ritos, sacrificios, ayunar, recitar oraciones... y si bien todos estos actos piadosos son buenos, la realidad es que, si ese amor a Dios no se convierte en obras concretas de ayuda al prójimo, entonces se vuelven cosas vacías.

Hoy Jesús resume la Ley de Moisés en dos premisas: amar a Dios y amar al prójimo. Esa es la base de la vida del cristiano, solo quien ama a Dios es capaz de amar de verdad, solo si amamos a Dios, amamos todo lo que creó para nosotros, solo si amamos a Dios somos capaces de verlo en las personas que nos rodean, en el que sufre, en el marginado, en el necesitado.

En días próximos estaremos viviendo la Semana Santa, que es el mayor ejemplo que Jesús pudo habernos dado sobre el amor, se entregó por amor, por amor a Dios aceptó su voluntad, y por amor a nosotros sus hermanos, entregó su vida.

Esto nos invita a reflexionar, en nuestra vida diaria ¿qué tan difícil es dedicar nuestro tiempo para ayudar a otros? ¿Cuán dispuestos estamos para sacrificarnos por los sueños de otros? ¿Dedicamos más tiempo a los ritos religiosos que al servicio del hermano?

Dialoga:

Señor Jesús, como buen maestro siempre me das ejemplo de cómo debo vivir, pero mi voluntad es débil y muchas veces he dejado pasar la oportunidad de ayudar a mis hermanos, por pereza o porque no soy capaz de ver su necesidad. Ayúdame a mantenerme atento a las oportunidades de ayudar, dame la fuerza para mantenerme firme a tu lado y al igual que tú, ser capaz de darlo todo por los demás.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Amar es servir»

Recalculando:

Seguramente, como la mayoría de las personas, tienes una buena imagen de ti mismo. Hoy, para reforzar esa buena imagen vas a buscar a una persona concreta que necesite una ayuda especial. Puede ser, por ejemplo, si vas en tu automóvil ofrecerte a llevar a alguna persona, o si ves que alguien que está llevando muchas cosas y le es difícil hacerlo, ayúdalo llevando alguno de sus paquetes. No es difícil vivir el Evangelio, pero sí se necesita estar atentos.

Texto del Evangelio de hoy: San Marcos 12:28-34

Uno de los maestros de la Ley escuchó la conversación entre Jesús y los saduceos. Al ver que Jesús les respondió muy bien, se acercó y le preguntó:
—¿Cuál es el mandamiento más importante de todos?
Jesús le contestó:
—El primero y más importante de los mandamientos es el que dice así: “¡Escucha, pueblo de Israel! Nuestro único Dios es el Dios de Israel. Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales. Y el segundo mandamiento en importancia es: “Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.” Ningún otro mandamiento es más importante que estos dos.
El maestro de la Ley le dijo:
—Muy bien, Maestro. Lo que dices es cierto: sólo Dios es nuestro dueño, y no hay otro como él. Debemos amarlo con todo nuestro ser, y amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Estos mandamientos son más importantes que cumplir con todos los ritos y deberes religiosos.
Como Jesús vio que el maestro de la Ley le dio una buena respuesta, le dijo:
—No estás lejos del reino de Dios.
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.