Evangelio de hoy: San Mateo 18:1–10

Reflexiona:

Jesús dijo: «Es mejor vivir para siempre sin una mano o sin un pie, que ir al infierno con las dos manos y los dos pies.»

Piensa:

«Las malas compañías», a veces las tenemos y otras nos toca serlo. Hoy Jesús nos habla de ambas cosas: «¡Ay de aquel que haga pecar a otro!», es una advertencia para aquellos que incitan a otros para hacer algo malo; pero también nos dice: «Si tu ojo o tu pie derecho te hacen pecar, quítatelos y arrójalos lejos...» Pero no debemos entender esto en forma literal, más bien, Jesús nos recuerda que sólo nosotros somos responsables de nuestros actos. Esta frase significa que si hay alguien en tu vida que te incita a actuar mal, tú eres el responsable sin culpar a otros y es mejor corregir al que se equivoca o dar un espacio para la libertad del que actúa. Si hay situaciones o lugares que son malas influencias, entonces evítalos. No podemos echarle la culpa a los demás o a las circunstancias por nuestros actos. Más vale perder ciertas «amistades» que terminar condenados todos juntos, ¿no crees?

Dialoga:

Señor Jesús, quiero pedirte que me des la sabiduría para ayudar a aquellos que están equivocados y a reconocer a las personas y situaciones que me hacen alejarme de ti, y también el coraje y la voluntad para alejarme de las ocasiones de pecado. Y si mi debilidad me hace caer, dame la humildad para reconocer mis errores, pedir perdón y aprender de ellos para no caer de nuevo.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Ser buena persona, depende de mí»

Recalculando:

Imagina que tienes ante ti una caja con todo lo que hay en tu vida. ¿Qué cosas negativas hay ahí guardadas? ¿Cuáles son las cosas que debes de sacar para que en esa caja solo queden cosas positivas y productivas? Sé sincero contigo mismo y haz un cambio para mejorar tu vida. Recuerda que es tu responsabilidad.

Texto del Evangelio de hoy:

En esa misma ocasión, los discípulos le preguntaron a Jesús:

—¿Quién es el más importante en el reino de Dios?

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y les dijo:

—Les aseguro que para entrar en el reino de Dios, ustedes tienen que cambiar su manera de vivir y ser como niños. Porque en el reino de Dios, las personas más importantes son humildes como este niño. Si alguien acepta a un niño como éste, me acepta a mí.

»Pero si alguien hace que uno de estos pequeños seguidores míos deje de confiar en mí, merece que le aten al cuello una piedra enorme y lo tiren al fondo del mar.

»Muchas cosas en el mundo hacen que la gente desobedezca a Dios, y no hay manera de evitarlo. Pero ¡qué mal le irá a quien haga que otro desobedezca a Dios!

»Si lo que haces con tu mano o con tu pie te hace desobedecer a Dios, mejor córtatelos y tíralos bien lejos. Es mejor vivir para siempre sin una mano o sin un pie, que ir al infierno con las dos manos y los dos pies. Si lo que ves con tu ojo te hace desobedecer a Dios, mejor sácatelo y tíralo lejos. Es mejor vivir para siempre con un solo ojo, que ser echado al infierno con los dos.

»Recuerden: No desprecien a ninguno de estos pequeños, porque a ellos los cuidan los ángeles del cielo.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ^® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.