Juan Rojas-Hernández
De pronto contemplamos el hermoso rostro de nuestra esposa y las pequeñas manos de nuestro primogénito, y nos damos cuenta de que ha llegado el momento de madurar. Que es hora de dejar el niño travieso, el adolescente perplejo, el joven irresponsable que fuimos. Es hora de decirnos, frente ...
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