Recientemente, entre los miembros de mi familia, compartimos a través de un mensaje de texto una fotografía de mis hermanos y yo cuando éramos niños. No sé si fue la falta de dientes que dejaba entrever la sonrisa, los peinados que delataban la espontaneidad de mis padres o el mal lugar de la casa donde fue tomada la fotografía, ¡pero aún sonrío de solo recordarla! Aquel día que vi la foto, me quedé pensando en mis hermanos, ¡cuánto tiempo ha pasado!
Hemos crecido. ¡Sí! Ese crecer juntos tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas. Los juegos, el compartir, las canciones, las risas… las peleas, las rivalidades, las lágrimas… A veces cuando discutimos, pienso que seguimos comportándonos como niños; pero me doy cuenta que no es así cuando veo que ya no nos perdonamos con la facilidad de entonces. Ahora que hemos crecido, ¿cómo podemos madurar en el hecho de ser hermanos?
Pelear entre hermanos es algo que pasa, y hay muchas historias en la Biblia donde esto se refleja: Jacob y Esaú, José y sus hermanos… pero la voz de Dios que llamó a Jacob y a José a reconciliarse con sus hermanos, nos llama también a nosotros a la reconciliación. Si no amamos y perdonamos a nuestros hermanos de sangre, ¿cómo vamos a tratar entonces a nuestros hermanos en la fe? Jacob dijo que el reconciliarse con su hermano fue como ver el rostro de Dios (cf. Génesis 33: 10). Es hora de amar y perdonar a nuestros hermanos con la misma espontaneidad de cuando éramos niños.
«Queridos hermanos: recordando todo lo que hemos vivido juntos desde niños, me gustaría que nos tomemos el tiempo para perdonarnos de corazón y por fin darnos cuenta qué tan bendecidos hemos sido de ser hermanos».
Estos versículos de la Biblia nos ayudan a recordar la importancia del amor de hermanos:
1. Salmos 133:1
¡Vean qué bueno y agradable es
que los hermanos vivan unidos!
2. 2 Pedro 1: 5-7
Y por esto deben esforzarse en añadir a su fe la buena conducta; a la buena conducta, el entendimiento; al entendimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción; a la devoción, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor.
3. Hebreos 13:1
No dejen de amarse unos a otros como hermanos.
Te invito a leer la Palabra de Dios para que, a través de ella, podamos aprender la importancia del amor de hermanos y así podamos extender ese amor a todas las personas.
¿Qué le quisieras decir a tus hermanos? Déjanos tu comentario (o tu fotografía)
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