El libro de los Proverbios, de extraordinaria importancia, recoge la sabiduría del pueblo de Israel, conocida de manera oral y luego establecida en forma de libro para beneficio de las generaciones posteriores. Al profeta Agur se le atribuye la autoría del capítulo 30 de Proverbios, el cual en sus versículos del 18 al 19 dice:

Hay tres cosas, y hasta cuatro,
que me asombran y no alcanzo a comprender:

el camino del águila en el cielo,
el camino de la víbora en las rocas,
el camino de un barco en alta mar
y el camino del hombre en la mujer.
Proverbios 30:18–19

Utilizaremos la simbología para darle una explicación comprensible a lo que el profeta quiso decir. Es imposible seguirle el camino al vuelo del águila por el cielo porque es un medio etéreo e intangible. Tampoco podríamos saber la trayectoria de una serpiente en la roca pues no corre por sus propios pies, ni deambula por la fina arenilla dejando rastros a su paso. Así sucede con el barco en la mar, no hay la más mínima esperanza de saber su trayectoria porque no recorre la misma ruta y el propio mar borra cualquier vestigio. He aquí lo maravilloso de los misterios planteados.

Porque el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
1 Corintios 2:14 (RVR1960)

El camino del águila en el cielo

Dios nos ha dotado de inteligencia para entender su Palabra y de sabiduría suficiente para discernir toda situación. Debemos recurrir a la simbología que tanto usó Jesús para ilustrar sus mensajes y hacerlos comprensibles. Acudir al sentido espiritual para comprender lo espiritual del discurso, como bien plantea el apóstol Pablo. Dios en su protección divina para con el pueblo de Israel se ha comparado con el águila suprema la cual siempre está dispuesta a proteger a sus polluelos por alto que vuele y por inaccesible que parezca. Toda persona que se refugie en las alas del Señor tendrá protección divina y ningún mal lo alcanzará, porque:

El que habita al abrigo del Altísimo,
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Salmos 91:1 (RVA)

Aunque no veamos la trayectoria de su vuelo sabemos que está ahí, alerta y protector, eso fue lo que hizo con el pueblo de Israel y lo hace día a día con sus hijos.

El camino de la víbora en las rocas

¿Y la serpiente? ¿Cómo explicamos este misterio?  Usemos la Palabra de Dios: «y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo» (1 Corintios 10:4 RVR1960). La serpiente que es el maligno, deja la huella del pecado por dondequiera que pasa en cada ser humano que es propicio a ello, mas, habrá una roca en la que nunca dejará rastros de su huella Satanás y es el Hijo de Dios, la roca de fuerza y poder a la que nos debemos aferrar en cuerpo y alma.

El camino de un barco en alta mar

Al profeta Lemuel se le atribuye el discernimiento para dar una explicación sobre la barca que surca el mar sin dejar huellas a su paso. Simbólicamente para el profeta es la mujer virtuosa que trabaja amorosamente para su esposo y familia sin dejar apenas percepción de su existencia. La humildad la permea. El profeta compara a esta mujer virtuosa con la iglesia de Cristo.

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
Proverbios 31:10 (RVR1960)

El camino del hombre en la mujer

En el cuarto misterio, para que un hombre no deje rastros de que se haya llegado a una doncella solo podremos compararla con la iglesia impoluta de Cristo, de la cual Jesús es el esposo amante que la cuida y protege. La relación hermosa de un hombre y una mujer debe basarse en la honestidad, el respeto mutuo, la confianza y el amor, como debe ser la relación de la iglesia con Jesús.

Ustedes, como hijos amados de Dios, procuren imitarlo. Traten a todos con amor, de la misma manera que Cristo nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio de olor agradable a Dios.
Ustedes deben portarse como corresponde al pueblo santo: ni siquiera hablen de la inmoralidad sexual ni de ninguna otra clase de impureza o de avaricia.
Efesios 5:1–3

Cada día se nos presentan los misterios profundos de la naturaleza y también de nuestra vida interior por los cuales Dios nos comunica. Reserva unos minutos cada día para leer y orar y permitas que Dios te revele su amor misterioso por medio de su Espíritu y su Palabra.