Una placa con un mensaje
Esta mañana cuando me dirigía a mi trabajo iba detrás de un auto que tenía una placa interesante. No fue una de esas placas sin significado con una mezcla de letras y números que solo la Comisión de Vehículos Motorizados puede entender, no. La placa tenía un mensaje claro: «SALMO35». Y para autenticar más su mensaje bíblico había el contorno de un pez con el nombre de Jesús adentro.
En los minutos que seguía ese auto me imaginaba el significado de la placa, la historia de la conductora, la razón por qué había escogido este salmo para dar testimonio al mundo. Y cuando llegué a la oficina abrí la Biblia y comencé a leer el Salmo 35. Muy pronto me di cuenta de que no es una canción alegre, más bien da testimonio de una vida difícil, una vida incomprendida, una vida de sufrimiento, una vida traicionada.
Escucha el gemido de David, el autor del salmo:
Se levantan testigos malvados
y me preguntan cosas que yo no sé.
Me han pagado mal por bien,
y esto me causa mucha tristeza;
pues cuando ellos se enfermaban
yo me afligía por ellos,
me ponía ropas ásperas y ayunaba,
y en mi interior no dejaba de orar.
Andaba yo triste y decaído,
como si estuviera de luto por mi madre,
por un amigo o por mi propio hermano.
Pero cuando caí,
todos juntos se rieron de mí;
como si fuera gente extraña y desconocida,
me maltrataron sin cesar.
Me atormentaron, se burlaron de mí,
me lanzaron miradas cargadas de odio. (Salmos 35:11-16)
¿Dónde están mis amigos cuando los necesito?
Vuelve a leer el lamento de David, muy probable esto ha sido tu lamento en alguna vez. Te aseguro que ha sido el mío también. Durante los muchos años que era pastor de una iglesia, me encontraba al lado de muchas personas enfermas, traumatizadas, quebrantadas, desoladas y frustradas. En parte por mi ministerio, pero también como hermano en Cristo, estaba al lado de ellos para apoyar, para orar, para abrazar y muchas veces para sentarme a su lado aun en silencio —estar presente.
A veces fui yo quien necesitaba alguien a mi lado —especialmente cuando murió mi madre a una temprana edad— mi corazón anhelaba tener alguien para estar conmigo, para escuchar mi lamento, para asegurarme que estaba orando por mí. Tal vez por ser pastor, ya pasando unas semanas, nadie me preguntó de mi estado emocional, espiritual o mental. Me sentí muy a solas, abandonado, casi traicionado, porque a la vez tenía que continuar ministrando a aquellos de quienes había esperado recibir consuelo.
La última estrofa de la canción nos da esperanza
David se da cuenta de que Dios está a su lado. Jesús es el amigo más fiel que un hermano. La última estrofa de la canción de David nos da esperanza.
Pero que se alegren y griten de alegría
los que quieren verme victorioso;
que digan constantemente:
«¡El Señor es grande,
y le agrada el bienestar de su siervo!»
Con mi lengua hablaré de tu justicia;
¡todo el día te alabaré! (Salmos 35:27-28)
Piensa en una experiencia de tu vida cuando has sentido igual. Puede ser que es ahora. Te aseguro que Jesús es el amigo que nunca te falla.
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