«James* colapsó esta mañana mientras corría un maratón, y falleció».

Esas son las palabras que mi esposo me susurró con incredulidad cuando se quitó el teléfono de la oreja.

El hombre que se había parado con nosotros en nuestra boda, el hombre que se había alistado en la Marina, el hombre que había prometido visitarnos el próximo fin de semana —se había ido.

Recibimos esta noticia camino a la iglesia.

Llevando el gran peso del dolor, entramos en el servicio de adoración.

El mensaje era —en lo que parecía una broma cósmica— sobre la bondad de Dios. Me preguntaba: Dios, ¿puedo agradecerte por tu bondad mientras me siento en esta situación de dolor? ¿Por qué sigo creyendo que eres confiable cuando permitiste que yo —nosotros— experimentáramos esta pérdida?

Sentado en la tristeza

Estas preguntas son difíciles de navegar. Algunos de mis amigos y conocidos han tratado de dar respuestas y han tratado de «ayudar» distrayéndome con actividades alegres y citas inspiradoras.

Pero las personas que más me han ayudado han sido las que se han sentado en una habitación conmigo, sin decir nada o poco y sin respuestas simplistas.

¿Sabes quién es realmente bueno para estar conmigo y estar triste conmigo? Jesús.

Suena como una respuesta religiosa, pero es honesta. En este período de duelo, Cristo es bueno —no porque haya cambiado todo para ser feliz y positivo desde mi punto de vista, sino porque ha estado en medio de la tristeza conmigo.

Él está allí contigo también. Y lo entiende a un nivel profundo. La Biblia dice que Jesús conoció el dolor y sufrió muchas cosas (Isaías 53: 3-4 y Lucas 9:22). Jesús sintió un profundo dolor y tristeza. Debido a que nos ama, empatiza con nosotros y también se lamenta con nosotros en nuestras luchas.

Aunque la Biblia contiene historias sobre pérdida, lucha y angustia, su mensaje es de esperanza y sanación. Mientras navegas por tu propia pérdida, considera los mensajes de estos pasajes:

• Antes del versículo más corto de la Biblia: «Y Jesús lloró» en Juan 11:35, Jesús llega a la casa de sus amigos y los ve llorando la pérdida de su hermano, Lázaro. Esto lo impacta a él. «Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundamente y se estremeció». Cristo se conmovió hasta las lágrimas por el dolor de sus amigos. Del mismo modo, nuestro dolor lo conmueve, y él también llora con nosotros.
• Salmos 34:19 dice, «El Señor está cerca, para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza». Descansa en el conocimiento de que Dios está cerca de ti en tu angustia.
• Sé que Dios te dará lo que necesitas para enfrentar cada nuevo día. Puedes orar como Cristo dijo que orara: «Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo. Danos hoy el pan que necesitamos. Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal. No nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno» (Mateo 6:9-13).
• Cristo está contigo a través de todo. Romanos 8:38-39 nos recuerda, «Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!».

*nombre cambiado por respeto a la familia

Originalmente publicado en inglés en el Bible Blog de American Bible Society el 16 de mayo de 2017.