El sol acaba de salir y ya me siento ansiosa, nerviosa, incluso agotada. No solo tengo ruido a mi alrededor, sino que también trato con el ruido dentro de mí. El ajetreo y el bullicio de los desplazamientos solo empeoran esto. Si no tengo cuidado, permitiré que las cosas caigan en espiral hacia abajo, lo que resultaría en un día miserable.
A veces es difícil silenciar el ruido y concentrarnos en cosas que ayudan a traer paz a nuestras vidas. Para mí, el ruido comienza con mi reloj despertador, luego me sigue hasta el desayuno, en mi caminata a la estación y en el largo viaje en tren hacia el trabajo. En otras ocasiones, la música de la persona que está a mi lado es tan fuerte que sus auriculares no tienen sentido. A menudo me siento mal por la madre que parece no poder calmar a su hijo pequeño. Como si eso no fuera suficiente, a menudo tengo que esforzarme para ignorar las conversaciones entre amigos que hablan tan fuerte que olvido que no soy parte de su conversación.
Es difícil encontrar silencio, pero es factible. Tal vez no puedas ignorar al niño que grita. Es posible que no puedas ignorar los parlanchines desconsiderados. Pero todavía puedes calmar tu alma. Puedes lograr la tranquilidad —un estado de ánimo.
Las Escrituras te pueden ayudar a lograrlo.
Las Escrituras te llevan al reconocimiento de que Dios está justo donde estás, en el ruido. Pueden ayudarte a conectarte con Dios y encontrar tranquilidad entre los ruidos internos y externos que amenazan con consumirte. Aquí hay tres formas en las que he aprendido a tomar el control de mi día, a detenerme y rechazar la ansiedad que amenaza con invadir mi vida.
Orar
El apóstol Pablo nos exhorta a «[orar] en todo momento» (1 Tesalonicenses 5:17). El salmista David vio la necesidad de oraciones diarias. Él oró: «Por la mañana hazme saber de tu amor, porque en ti he puesto mi confianza. Hazme saber cuál debe ser mi conducta, porque a ti dirijo mis anhelos» (Salmos 143:8).
Tu viaje a diario es un buen momento para orar. Como lo señaló el reverendo Billy Graham, «[Dios] quiere que sus hijos pidan ayuda y orientación en cualquier momento y en cualquier lugar. Nuestra postura en la oración no tiene nada que ver con que él nos escuche ... La actitud del corazón, no del cuerpo, es lo importante». No importa tu modo de viajar, puedes dirigir tus pensamientos hacia Dios.
Habla con Dios en silencio. Deja todas tus preocupaciones con Dios porque él se preocupa por ti (1 Pedro 5: 7). Tómate tiempo para orar por los demás. Yo mantengo una lista de peticiones de oración de amigos, familiares y compañeros de trabajo en una aplicación de notas en mi teléfono, y menciono cada una de ellas en oración todos los días. A veces también oro por los que están sentados a mi lado y los que están más cerca de mí en el tren. Finalmente, ofrecer una oración de acción de gracias por las bendiciones en mi vida siempre trae un nuevo reconocimiento de la bondad de Dios.
Enfocar en la Palabra de Dios
Las Escrituras nos dicen que el justo «pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día» (Salmos 1:2). Un largo viaje en tren o autobús brinda la oportunidad de leer y meditar en las Escrituras.
Lee o recita en silencio un pasaje. Puedes usar un dispositivo móvil para acceder a las Escrituras o desarrollar el hábito de llevar una Biblia impresa, si eso funciona mejor para ti. Repasa el pasaje una segunda vez, deteniéndote después de cada versículo para reflexionar sobre su significado. Considera varias preguntas. ¿Qué te dicen estas palabras acerca de Dios y de tu relación con él? ¿Cómo se relaciona este pasaje con tu vida? ¿Tus circunstancias? Decide si estas son palabras de instrucción, corrección o aliento y pregúntate cómo puedes aplicarlas para ayudar a otros.
Al responder estas preguntas, he probado que «[Su] palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino» (Salmos 119:105).
Escribir un diario
En un momento de angustia, el salmista David levantó su espíritu al elegir reflexionar sobre el poder de Dios. David escribe: «Recordaré las maravillas que hizo el Señor en otros tiempos; pensaré en todo lo que ha hecho» (Salmos 77:12–13). El diario nos ayuda a reflexionar sobre la bondad de Dios y el poder de Dios demostrados en nuestras vidas. Piensa en un momento difícil en el que Dios te ha permitido y escribe sobre cómo Dios te ayudó a superarlos victoriosamente.
Ya sea que tu viaje sea largo o corto, la forma en que pasas el tiempo puede establecer el tono para el resto de tu día. Orar y comprometerte con la Palabra de Dios te pondrán en el camino correcto.
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Originalmente publicado en inglés en el Bible Engager’s Blog de American Bible Society el 20 de septiembre de 2016.
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