Suena el despertador, ¿y ahora qué?
El momento de despertar ha llegado. La alarma suena como sirena en tu cabeza. Es hora de levantarte. El trabajo, la escuela, los niños, la familia, tu mascota te esperan. Pero, alguien más te espera.
Tu mente nublada comienza a procesar todo lo que hay por hacer. El aseo, el desayuno —tal vez un cafecito, un pancito, un huevo revuelto, o algo dulce—, el periódico o las noticias para investigar la temperatura y cómo debes vestirte. ¿Has dejado suficiente tiempo para hacer todo y comenzar el día con éxito? Aun con todo esto, alguien te espera.
Comenzar el día como Jesús
La Biblia nos enseña que Jesús comenzó su día, cada día, con oración. Jesús oraba sin cesar porque era la manera de comunicarse con su Padre. Por medio de la oración tenía comunión diaria con Dios, para poder hacer la voluntad de Dios y últimamente para poder obedecer su mandato de traer la salvación a la humanidad por medio de su gran sacrificio en la cruz.
Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar.
Marcos 1:35 NVI
Al igual para tú y yo, la oración es un diálogo con Dios, la manera de comunicarnos con nuestro Padre celestial. Alguien ha dicho, «si estás demasiado ocupado para orar, estás demasiado ocupado.» Un día comenzado sin oración es un día por el cual dices: «Yo lo tengo. Yo lo puedo hacer. Yo sé mejor manejar el día.» Con esta mentalidad y actitud, vas a llegar muy pronto al fin de tus propias fuerzas y el fracaso en las cosas que intentas hacer.
Por eso iniciar el día orando es la forma de asegurar que todo irá bien. Dios es nuestro guía y todo lo bueno viene de él. Es importante orar cotidianamente porque es la manera de mantenernos en contacto con nuestro Padre celestial.
También, orar es una manera de glorificar al Padre. La oración cotidiana beneficia espiritualmente porque recibimos el amor de Dios por la comunión con su Hijo Jesús, a través del Espíritu Santo.
¿Cómo lo hacemos?
Está bien. Es importante comenzar el día con oración, pero ¿cómo? En Mateo 6:6, Jesús dice cómo orar:
Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.
El premio nos llega casi sin darnos cuenta, pero en realidad no podemos vivir sin ello. El premio de la oración es múltiple: seguridad, apoyo, confianza, alegría, optimismo, fortaleza; bendiciones manifestadas de diversas formas en nuestra vida, tendremos una conducta correcta acercándonos al modelo del Hijo de Dios, humildad de corazón, bondad para el prójimo y seguridad de que todo será perfecto, porque, como Padre amoroso, nos protege y cuida.
El rey David en uno de los salmos que escribió nos hace recordar de la importancia de comenzar el día con oración y de poder dejar todo con Dios y esperar su repuesta.
Señor, Rey mío y Dios mío, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos, oye mis súplicas, pues a ti elevo mi oración.
De mañana escuchas mi voz; muy temprano te expongo mi caso, y quedo esperando tu respuesta.
Salmos 5:3
Debemos seguir el ejemplo de Jesús y David y confiar nuestra carga al Señor; su infinito amor hace que él siempre esté dispuesto a ayudarnos. Dios es nuestra coraza protectora contra los males y tentaciones del mundo y la voluntad del Padre es que oremos continuamente para sentirnos más cerca de él.
Orar en todo momento
El apóstol Pablo nos instruye que no es suficiente buscar a Dios de vez en cuando. Su instrucción para nosotros se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:17–18, «Oren en todo momento. Den gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús.»
Orar sin cesar es estar en todo momento en comunicación con Dios, confiando en él desde el amanecer. El crecimiento espiritual y la madurez en la fe se logran a través de la oración constante. Por medio de la Palabra de Dios que es fuente de amor inagotable para sus hijos, encontramos alimento esencial para crecer en nuestra relación de oración con Dios. La oración es poderosa porque Dios nos escucha y responde de acuerdo con su tiempo. Orar sin cesar es la forma de estar comunicados con nuestro Padre celestial haciendo su voluntad. Al finalizar la jornada le daremos gracias por su apoyo y fortaleza.
¿Te pones en manos de Dios desde el amanecer?
Mercedes Eleine González
Es Licenciada en Literatura Hispánica (Universidad de La Habana, Cuba), Diplomada en Comunicación Social y Periodismo (Universidad de La Habana, Cuba) y Graduada de Cursos Teológicos en Seminario de Matanzas, Cuba. Fue Líder Comunitario, Primera Iglesia Bautista, Alamar, La Habana, Cuba. Actualmente forma parte del Coro de Alabanza de la Iglesia Bautista Buenas Nuevas en la ciudad de Miami, Convención Sur. Es directora y maestra de la Escuela Dominical de su iglesia.
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