Todo cambio es un proceso que depende en buena medida de la personalidad y el grado de aceptación que hayamos hecho en nuestra vida. Ningún cambio sucede de manera abrupta y mucho menos el que se refiere a nuestra vida espiritual y el compromiso de seguir fielmente a Cristo. Todo depende también de la forma en que te entregues a él, de la constante oración y de cómo crezcas y mantengas una relación lo más estrecha posible con el Señor Jesús.
Jesús mismo indicó que no es nada fácil. «Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la salvará» (Lucas 9:23-24).
Para muchas personas los cambios suelen ser difíciles porque traen aparejados dejar atrás muchas cosas para comenzar a hacer otras a las que no se están acostumbradas. Tratar de llevar una nueva manera de vivir es una labor compleja pues abandonar la vida de antes para entrar de lleno en una disciplina de amor y mejoramiento humano que requiere cierto orden diferente puede ser difícil para algunos. Lo bueno es que Dios no nos exige más de lo que provee. Con la ayuda de Dios todo nos es posible (Filipenses 4:13).
Recuerdo haber tenido una amiga que quería mucho, pero que al mismo tiempo me apenaba su manera de vivir. Era muy joven y casi siempre estaba en actividades que no fomentaban una relación estrecha con Dios. Me repetía constantemente que la vida era muy breve y que había que vivirla lo mejor posible. Era muy alegre y faltaba mucho a clases. Debido a ello perdió su primer año de carrera en la universidad. Yo la aconsejaba pero de nada valían mis consejos. Hasta un día en que comenzaba a reconocer que Dios estaba tocando su corazón.
Mi amiga aceptó acompañarme a la iglesia y aunque al principio no noté nada especial fue con los días que me di cuenta de que algún cambio estaba sucediendo en su vida. Al domingo siguiente me dijo que volvería conmigo a la iglesia y yo me sentí muy feliz. En la iglesia prestó mucha atención a las palabras del pastor. Y a la salida me pidió que fuera a su casa para que leyéramos la Biblia juntas. Le regalé una Biblia pequeña y se la dediqué con unas palabras apropiadas.
Cambiamos para bien por la gracia de Dios cuando abrimos nuestro corazón al llamado del Señor. Los cambios no van a suceder de una manera precipitada; habrá muchas áreas en nuestro carácter que tendremos que cambiar a través de la oración. Toda área vulnerable debe ser cambiada y lo podremos realizar pidiéndoselo a Dios.
Mi amiga cambió y dejó atrás una vida egoísta para dedicarse de lleno a la obra de Dios. Hoy es una persona que al preguntarle cuál es la mejor manera de vivir su vida me responde: «dedicarme a mi Señor, la única manera de vivir una vida plena».
Leer más posts sobre: Equilibrio, Cambios de la Vida
Gracias al apoyo fiel de nuestros socios financieros, American Bible Society ha ayudado a las personas a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios por más de 200 años.
Ayúdanos a compartir la Palabra de Dios con los más necesitados
Haz Tu Donación AhoraSubscríbete
Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.