¿Sabías que, en Uruapan, México, se preparó la taza de chocolate más grande del mundo y su volumen final fue 4.816,6 litros? ¿Sabías también que la ensalada de aceitunas más grande del mundo fue preparada en Tacna, Perú, y pesó 789 kilogramos? Además, ¿sabías que es muy probable que conocer esos datos curiosos no cambie tu vida?

Los seres humanos somos curiosos por naturaleza; nos gusta aprender sobre el mundo que nos rodea. Si no lo crees, observa a niños pequeños tratando de descubrir de dónde proviene su propia sombra, o escúchalos preguntar ¿por qué esto? o ¿por qué lo otro? Creo que Dios puso en nosotros esa curiosidad; sin embargo, llega un momento en la vida en el que debemos canalizar de manera consciente y proactiva la mayor parte de esa curiosidad hacia las cosas que importan más en la vida; el conocimiento nos puede dar vida (Oseas 4:6), pero no cualquier tipo de conocimiento nos la puede cambiar de manera positiva.

Algunos beneficios de conocer a Dios

El conocimiento más importante es el conocimiento de Dios. Conocer a Dios y tener una relación con él nos da el sentido de propósito que necesitamos y nos trae gozo, esperanza y paz, ya sea que estemos pasando por situaciones de alta gravedad o por etapas en que nos sentimos estancados en la rutina diaria. 

Una innumerable cantidad de veces he estado en medio del dolor a causa de problemas familiares, falta de recursos, enfermedad, o por la pérdida de un ser amado. En esos momentos, lo que me ha ayudado a ver esta vida desde la perspectiva de la eternidad, ha sido el conocimiento de Dios: de su inmensurable amor, de sus misteriosos planes, y de su fiel presencia en mi vida.

En otras ocasiones —quizás la mayor parte de mi vida— lo que he necesitado ha sido un recordatorio del valor de los quehaceres diarios. Muchas veces la vida de levantarme, ir al trabajo, volver a casa, dormir y levantarme de nuevo, solo para repetir el ciclo una vez más, se convierte en una monotonía abrumadora. Las verdades de Dios son las que me dan la energía mientras lavo los trastes o mientras limpio el baño en casa. También me motivan cuando estoy en el trabajo.

A continuación, comparto algunos versículos que han traído propósito, gozo, esperanza y paz a mi vida.

En todo caso, lo mismo si comen, que si beben, que si hacen cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31).
Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres (Colosenses 3:23).
Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él (Colosenses 3:17).
¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte violenta? (Romanos 8:35).
«Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste» (Juan 17:3).

Ponlo en práctica

Ahora que ya sabes que el conocimiento de Dios te puede dar propósito, gozo, esperanza y paz, diré como Santiago, «Pero no basta con oír el mensaje; hay que ponerlo en práctica» (Santiago 1:22a). Tómalo poco a poco; día a día conoce más a Dios: lee la Biblia, reflexiona, ora, asiste a la iglesia regularmente, rodéate de otros cristianos que te ayuden a conocer más a Dios. Te aseguro que ese conocimiento cambiará tu vida mucho más que saber que en Uruapan, México, se preparó la taza de chocolate más grande del mundo.

¿Qué te ha ayudado a conocer más a Dios? Si tuvieras la oportunidad de hacerle cualquier pregunta a Dios, ¿qué le preguntarías?