La Biblia nos recuerda que la voluntad de Dios es que seamos agradecidos. Dios enfatiza—lo vemos en diferentes partes de la Biblia—que demos gracias en toda circunstancia. Como Padre, él quiere lo mejor para nosotros, sus hijos, y sabe que nuestro agradecimiento continuo nos hará bien en todas las áreas de la vida.
Dar gracias a Dios porque somos sus hijos, dar gracias por lo que tenemos, por lo que hacemos y por lo que logramos cada día. Eso nos da libertad y nos permite ver con nuevas perspectivas, nos ayuda a apreciar todas las cosas, al mismo tiempo que fortalece nuestras vidas, tanto interna como externamente.
El ser agradecido demanda una revelación individual y un entendimiento profundo de lo que éramos y lo que teníamos antes de conocer a Cristo. Y ahora, debemos agradecer aún más por lo que somos y tenemos después de haber recibido su gracia y su misericordia.
El apóstol Pablo nos hace recordar en Efesios 1:7 «En Cristo, gracias a la sangre que derramó, tenemos la liberación y el perdón de los pecados». Y nuevamente en Efesios 2:4-5 nos dice «Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación».
Solo alguien que ha estado a punto de morir, puede dar gracias por la vida.
Solo quien ha estado enfermo, puede agradecer la salud.
Solo quien ha sido pobre, puede agradecer la abundancia.
Solo quien ha vivido sumido en tristeza, puede agradecer el gozo.
Solo quien ha pasado por tormentas, puede dar gracias por la paz física, emocional y espiritual.
Solo quien ha tenido un vaso vacío, tiene el poder para decidir si estando a la mitad, lo verá medio lleno o medio vacío.
Un bello proverbio (Proverbios 15:13) nos informa que el corazón alegre hermosea el rostro, y detrás de esta expresión encontramos una gran verdad que nos revela la fuerte conexión entre cuerpo, alma y espíritu. Si quisiéramos parafrasear este proverbio, diríamos que la salud de nuestro cuerpo físico depende de nuestra estabilidad emocional, la cual a su vez depende de nuestra fortaleza espiritual.
Si ejercitamos nuestra fe dando gracias por todo y en toda circunstancia, nuestra mente/alma reconocerá que todo está y estará bien, por lo que enviará información al cerebro y al corazón para que trabaje al cien por ciento y, por ende, todo el organismo se alineará y funcionará en perfectas condiciones.
En nuestras vidas puede haber cientos de razones para renegar y quejarnos, pero nosotros tenemos el control y el poder para decidir descartarlas, y más bien encontrar miles de razones que Dios nos ha regalado para celebrar, para estar alegres y ser agradecidos.
Tomemos este tiempo de acción de gracias como una oportunidad para empezar a ejercitar y fortalecer nuestro ser espiritual, y veamos cómo coordinadamente, nuestras emociones se alinean y nuestro cuerpo recobrará la salud, manteniéndose cumpliendo toda función y propósito, tanto físico como eterno.
Te invito a ser agradecido cada día y ver la gran transformación en tu vida y en tu familia.
Den gracias a Dios por todo, esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús.
— 1 Tesalonicenses 5:18
Den siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
—Efesios 5:20
¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
—1 Corintios 15:57
Hermanos, siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, como es justo que hagamos, porque la fe de ustedes está creciendo y el amor que cada uno tiene por los otros es cada vez mayor.
—2 Tesalonicenses 1:3
Manténganse constantes en la oración, siempre alerta y dando gracias a Dios.
—Colosenses 4:2
Leer más posts sobre: Equilibrio
Gracias al apoyo fiel de nuestros socios financieros, American Bible Society ha ayudado a las personas a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios por más de 200 años.
Ayúdanos a compartir la Palabra de Dios con los más necesitados
Haz Tu Donación AhoraSubscríbete
Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.