¡Es la época más maravillosa del año!

Hoy es el primer día de la primavera y aunque el clima donde tú vives puede parecerse más al invierno, la verdad es que la promesa de la primavera es cierta. En mi ciudad estamos listos —especialmente con dos fuertes nevadas en este mes— para las flores florecientes, el pasto verde y los árboles en ciernes. Estamos listos para los conejitos bebés, los petirrojos y las duchas de primavera, porque con ellas vienen las flores de mayo.

Parece que el profeta Isaías también había sufrido la fatiga de invierno cuando escribió: «Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra estéril» (Isaías 43:18-19).

Una primavera espiritual

La verdad es que el profeta tenía en mente mucho más que un cambio de temporada—como la transición entre invierno y primavera—se refería a una situación de esterilidad en la nación de Israel, después de muchos años de desobediencia y una larga cautividad durante la cual el pueblo no podía vivir en su propia tierra, sino que se encontraba en el reino de Babilonia. Cuando los judíos pudieron salir de la cautividad y volver a su tierra natal, experimentaban gran júbilo y la confianza de que las cosas iban a mejorar.

Sabemos por la historia que no fue exactamente así. Después de regresar, fueron invadidos por los griegos y luego por los romanos. Durante la época de los romanos llegó la persona de Jesús, el esperado Mesías, el salvador prometido desde el principio de la historia de la humanidad, que iba a traer una renovación (una verdadera primavera espiritual) a todos—judíos y no judíos.

El problema fue que muchas de las personas a quienes vino Jesús no lo reconocieron ni le entendieron y mayormente lo rechazaron. Lo bueno es que este rechazo, incluyendo el sufrimiento y muerte de Jesús a manos de los romanos, no fue la última palabra. La resurrección de Jesús tres días después—lo que vamos a celebrar el primer domingo de abril—aseguró que la «primavera espiritual», la nueva vida, está al alcance de todos nosotros.

Unido a Cristo, nueva persona eres

Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo (2 Corintios 5:17).

La promesa que Jesús trajo para Israel todavía es vigente y la buena nueva para ti y para mí es que también es nuestra promesa. Hoy en este primer día de la primavera podemos aprovecharnos de un nuevo comienzo. Si estás unido a Cristo eres una nueva persona. Todo del pasado, las cosas viejas: los pecados, los fracasos, los errores han pasado, se convierten en algo nuevo. Unido a Cristo, no solo en lo físico, sino también en lo espiritual, experimentamos cosas nuevas y tenemos un nuevo futuro.