Quiero tener paciencia, ¡ahora! La paciencia no es algo que adquirimos fácilmente 27 de February de 2018 Gary Wiley
Quiero tener paciencia, ¡ahora!
Quiero tener paciencia, ¡ahora! La paciencia no es algo que adquirimos fácilmente 27 de February de 2018 Gary Wiley
Blog de la Biblia


¿Dónde consigo la paciencia?

«Señor, quiero tener paciencia y la quiero ¡ahora!». Tal vez no has expresado estas palabras como petición al Señor, pero estoy casi seguro que has tenido el pensamiento. Yo, sí lo he tenido. La paciencia, según la Biblia es algo que produce el Espíritu Santo en nosotros (Gálatas 5:22). En pocos de nosotros la paciencia es un rasgo con el cual nacemos. Al igual que no recibí por naturaleza un cuerpo bien esculpido—esto requiere mucha disciplina, una dieta exacta y muchos ejercicios de todo tipo—tampoco voy a tener paciencia por simplemente quererla.

Veo mi falta de paciencia cuando mi esposa no entiende lo que quiero decirle y tengo que repetírselo varias veces. Reconozco mi falta de paciencia cuando el conductor que estoy siguiendo en una carretera de dos carriles, con la doble línea que no me permite pasarlo, y ni siquiera va al límite de velocidad. Experimento mi falta de paciencia cuando hay un solo cajero en el banco y soy el próximo en turno, pero la persona a la que están atendiendo está cerrando su cuenta, y ya tengo 20 minutos esperando. El solo pensar en estos casos me hace subir la presión arterial.

La paciencia calma el enojo

Es cierto que la paciencia resolverá cada una de las situaciones mencionadas anteriormente. La paciencia me permitiría repetir cuantas veces sean necesarias lo que quiero comunicar a mi esposa o a cualquier otra persona. La paciencia me ayudaría a no gritarle al conductor, que ni me puede escuchar, y les daría un buen ejemplo a mis nietos que me acompañan en el carro. Y la paciencia me permitiría una sonrisa cuando el cajero del banco me dice que me estará atendiendo dentro de muy poco —¡aunque sean unos 20 minutos más! Proverbios 25:15 dice, «La paciencia calma el enojo; las palabras suaves rompen la resistencia». El problema es que no hay una app para descargar una porción de paciencia, y como el cuerpo bien esculpido, la paciencia es algo que requiere disciplina y esfuerzo.

La obra del Espíritu Santo y…

La paciencia tiene su fuente en la obra del Espíritu Santo, pero no es algo mágico. Ninguno de nosotros vamos a recibir un toque de una varita mágica y ¡voila!, tenemos paciencia. Todo comienza con una relación con Jesús y nuestra sumisión a los cambios que el Espíritu de Dios quiere hacer en nuestra vida. Esa obra se hace por el Espíritu, pero en combinación con el tiempo que invertimos en la oración y la lectura de la Palabra de Dios. Poco a poco, el músculo de la paciencia se desarrolla. Pasando el tiempo, lo que san Pablo dice en Efesios 4:2 parece algo posible: «Sean humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor».

¡Esta vida no lo es todo!

Vuelvo a pensar en los tres ejemplos que mencioné al inicio. En el momento parecen lo máximo y me pregunto cómo puedo soportarlo. Sin embargo, en comparación con toda la vida y con toda la eternidad, en verdad, casi no es nada sin una oportunidad de ejercer los músculos de mi paciencia. Santiago pone todo en perspectiva cuando dice: «Ustedes también tengan paciencia y manténganse firmes, porque muy pronto volverá el Señor» (Santiago 5:8). Cada vez que me falta la paciencia es un indicio de algo que me falta en la madurez, de llegar a ser más como Jesús. Puede ser pronto, puede ser a largo tiempo, pero un día me presento ante él. ¡Quiero estar listo! Seguramente, tú también.

Leer más posts sobre: EquilibrioTrabajo/Vida

Gary Wiley
Gary Wiley

Gary es escritor y coordinador de contenido para el programa de integración-bíblica de American Bible Society. Vivió por muchos años en Lima, Perú, donde servía como pastor y misionero con su familia. Después pasó 15 años en la ciudad de Nueva York, sirviendo como pastor. Recibió una Maestría de Divinidad del Seminario Teológico de Asbury en Wilmore, Kentucky. Ahora vive en Merchantville, New Jersey, con su esposa, Charlotte y tienen 41 años de casado. Tienen tres hijos adultos y diez nietos y son parte de la parroquia de San Pedro en Merchantville.

Leé más de Gary Wiley

Gracias al apoyo fiel de nuestros socios financieros, American Bible Society ha ayudado a las personas a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios por más de 200 años.

Ayúdanos a compartir la Palabra de Dios con los más necesitados

Haz Tu Donación Ahora

Subscríbete

Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.

×

Subscríbete

Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.