El matrimonio es un compromiso o pacto que refleja en el ámbito físico la relación que existe entre el Señor Jesucristo y la iglesia. De la misma manera en la que la Palabra nos relata  que durante su niñez Jesús crecía cada día en estatura física, pero también en gracia y sabiduría, se espera que la iglesia crezca en todas las áreas.

El hombre y la mujer que han tomado la decisión de obedecer y unir sus vidas en matrimonio deben seguir ese ejemplo y trabajar en pro de ese crecimiento integral. Las situaciones que vivan cada día como familia los ayudarán a crecer en experiencia y en conocimiento el uno del otro. Pero es la Palabra de Dios la que les ayudará a crecer en sabiduría, en inteligencia, en gracia y en madurez espiritual.

La Palabra hace la comparación de la vida espiritual con cada persona que al nacer y durante su infancia necesita de la  leche como su primer alimento, pero poco a poco debe ir añadiendo alimentos más sólidos a medida que va creciendo y fortaleciendo su cuerpo físico.

La Palabra de Dios es el alimento básico y fundamental que cada matrimonio debe recibir cada día, y todos los días, para tener un desarrollo y crecimiento espiritual tanto individual como matrimonio.

La Palabra enseña la clase de amor que el esposo debe tener por su esposa, así como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella (Efesios 5:25-29). También enseña el respeto que la esposa le debe a su esposo  (Efesios 5:33).

La palabra nos recuerda que debemos perdonarnos, ser humildes, orar continuamente, ser agradecidos, clamar a Dios y presentarle nuestras peticiones, pues solo Él tiene cuidado de nosotros y suplirá todo lo que nos falta conforme a sus riquezas en Gloria (Filipenses 4:19).

Así como la Palabra nos enseña a pedir sabiduría, también nos da herramientas para ser buen cónyuge, buen administrador de nuestros bienes, para vivir una vida abundante.

Si has visto el crecimiento en tu matrimonio por la palabra de Dios, comparte con nosotros.

Acude a la máxima autoridad de la Palabra de Dios cuando necesites encontrar sabiduría y consejo.

Esposos, amen a sus esposas y no las traten con aspereza.
Colosenses 3:19

… y enseñar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, 5a ser juiciosas, puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sujetas a sus esposos, para que nadie pueda hablar mal del mensaje de Dios.
Tito 2:4-5

En cuanto a ustedes, los esposos, sean comprensivos con sus esposas. Denles el honor que les corresponde, teniendo en cuenta que ellas son más delicadas y están llamadas a compartir con ustedes la vida que Dios les dará como herencia. Háganlo así para no poner estorbo a sus propias oraciones.
1 Pedro 3:7