Dios nos ha entregado un gran tesoro y a la vez una gran responsabilidad, al hacernos padres de familia. Su Palabra nos recuerda que los hijos son la herencia de Dios y una recompensa, y como tal debemos cuidarlos. 

Pero ¿qué hay de esos días en que no los entendemos, no sabemos qué hacer con ellos o qué decirles?

Dios conoce a cada uno de sus hijos y sabe lo que ellos necesitan en cualquier área de sus vidas, por eso nos ha dado en su Palabra el manual de instrucciones perfecto para guiarlos en su camino desde pequeños y equiparlos con los principios y fundamentos que asegurarán sus vidas y los ayudarán a construir un presente y futuro exitoso y bendecido por Dios.

Dios instruyó a nuestros primeros padres que enseñaran a sus hijos desde pequeños acerca de su amor, su poder, sus grandes obras, para que ellos a su vez lo hicieran con sus hijos y ellos con los suyos, por generaciones.

La comisión de Dios para cada padre es la de enseñar a sus hijos —con su propia vida— el amor reverente a Dios y la verdad de su Palabra para que ellos crezcan reconociéndolo como su Padre, a Jesucristo como su Salvador y al Espíritu Santo como el único admirable consejero que les guiará a toda verdad y les acompañará todos los días de sus vidas.

Encuentra en la Palabra las instrucciones de Dios para los padres:

1. Deuteronomio 6:4-7
   «¡Escucha, pueblo de Israel! Nuestro único Dios es el Dios de Israel. Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales. Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes».
2. Salmos 78:5-6
   «Dios fijó una ley permanente para su pueblo Israel, y a nuestros abuelos les ordenó instruir en ella a sus hijos, para que ellos, a su vez, nos instruyeran a nosotros y a las futuras generaciones que todavía no han nacido».
3. Proverbios 22:6
   «Educa a tu hijo desde niño, y aun cuando llegue a viejo seguirá tus enseñanzas».

Si quieres compartir tus experiencias del poder de la Palabra en la vida de tus hijos, déjanos tus comentarios.