Reflexiona:
Si alguien acepta a un niño como éste, me acepta a mí.
Piensa:
Cuando era niño, en el diálogo de la familia era muy interesante, pues los adultos nos escuchaban y entonces seguían la conversación. Muchas veces era alrededor de la sobremesa, o bien cuando venía algún familiar a visitarnos. Sin embargo, entendí que en la simpleza de mis pensamientos yo era escuchado, aceptado y crecí en un hogar donde aún aprendiendo a hablar podía ser escuchado.
Sin embargo, no siempre sucede lo mismo. Hay muchos niños hoy en día que crecen en un ambiente de hostilidad, y no son escuchados con suficiente atención. La ternura no es el camino de muchos mayores para con los pequeños y por esas razones algunos niños a medida que van creciendo muestran ciertos miedos y algunas consecuencias por no haberse sentido aceptados en su momento.
Hoy el Evangelio nos habla sobre la inocencia de los niños y nos invita a imitarlos, además de recibirlos, es decir: ayudarles, protegerlos y procurar su bienestar. Pero en la figura de los niños no solo se representa a los infantes sino a todas las personas que tienen una condición que los hace vulnerables.
Cuáles son tus recuerdos de la niñez que posiblemente pudieron ser mejores porque te sentiste aceptado o rechazado, esos recuerdos que hoy podrías poner en manos del Señor Jesús y pedirle que los sane, que los limpie y te ayude a ti a ser una mejor persona y con un cuidado especial para los niños, o los más pequeños, o aquellos que son vulnerables en la sociedad. Te has preguntado ante el Señor ¿cómo sanar esas heridas de incomprensión?
Como sociedad y como cristianos estamos llamados a buscar el bien común, y eso significa no solo atender los problemas, sino las circunstancias que nos llevan a ellos. Hoy te invitamos a hacer una reflexión sobre las necesidades de tu familia, colegio, centro laboral o comunidad. Si bien, puedes pensar en ayudarte a mejorarte a ti mismo, ¿Qué puedes hacer tú para ayudar a los demás?
Dialoga:
Señor Jesús, en la inocencia de los niños has querido mostrarnos el camino para caminar hacia la gloria. Dame la sabiduría para saber encontrarte y reconocerte en todos los necesitados que se cruzan por mi camino. Que mis manos siempre estén listas para ayudar y que mis acciones sean un reflejo del amor que tú nos tienes como Padre.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a encontrarte en los necesitados»
Recalculando:
Aceptar al más débil implica recalcular también varios aspectos de la vida personal. Piensa hoy en uno de esos aspectos donde podrías influir. Por ejemplo, invitar a grupos de amigos a dialogar sobre el tema y hablar con ellos de la importancia de la adopción de niños desamparados. Estoy seguro de que tu vida cambiará para bien, si atiendes este problema con una solución concreta en tu vida.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 18:1-5, 10
En esa misma ocasión, los discípulos le preguntaron a Jesús:
—¿Quién es el más importante en el reino de Dios?
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y les dijo:
—Les aseguro que para entrar en el reino de Dios, ustedes tienen que cambiar su manera de vivir y ser como niños. Porque en el reino de Dios, las personas más importantes son humildes como este niño. Si alguien acepta a un niño como éste, me acepta a mí.
«Recuerden: No desprecien a ninguno de estos pequeños, porque a ellos los cuidan los ángeles del cielo».
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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