Adicciones Hay que reconocer que tienes un problema 20 de September de 2018 Ricardo Grzona
Adicciones
Adicciones Hay que reconocer que tienes un problema 20 de September de 2018 Ricardo Grzona
Blog de la Biblia

Reflexiona:

«[Ella] Me ama mucho porque sabe que sus muchos pecados ya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos pecados, ama poco».

Piensa:

Se dice que el primer paso para superar una adicción es saber reconocer que se tiene un problema y la magnitud que tiene, ya sea adicciones a sustancias, la comida, la acumulación, etc. Si la persona no reconoce que tiene que cambiar y sobre todo el tamaño del cambio que tiene que hacer, entonces no será capaz de esforzarse lo suficiente y lograr dejar atrás sus malos hábitos.

En la vida espiritual nos sucede igual, es una realidad que todos necesitamos del amor y la misericordia de Dios, pero mientras no nos demos cuenta de qué tan lejos estamos de él y qué tan grande es nuestra lista de pecados, entonces no haremos un verdadero cambio para lograr vivir de acuerdo con su voluntad.

Hoy vemos en el Evangelio a dos personajes, ambos podemos decir que eran pecadores, pero uno de ellos: Simón, no se sentía como un pecador, quizá reconocía que había hecho algunas cosas malas, pero no las consideraba tan graves.

Por el otro lado tenemos a la mujer que sintiéndose tan pecadora, ni siquiera se atrevió a presentarse delante de Jesús, sino que se arrojó a sus pies llorando, y vació un perfume caro como una muestra de adoración.

Esto nos haría preguntarnos ¿a qué personaje nos parecemos más? ¿Somos capaces de reconocer nuestras faltas y esforzarnos por conseguir el amor y el perdón de Dios? ¿O vamos por el mundo juzgando a otros y pensando «no soy tan pecador como éste o aquella»? ¿Sentimos un verdadero arrepentimiento de nuestras malas acciones? ¿O pensamos que como hay gente peor, nosotros merecemos un «pase directo» a la salvación?

Ojalá que aprendamos de la actitud de esta mujer y nos esforcemos cada día por ser merecedores del amor de Dios.

Dialoga:

Señor Jesús, gracias porque a pesar de mis grandes faltas, siempre estás dispuesto a brindarme tu perdón y me recibes con amor. Dame la gracia de saber ser consciente de mis debilidades para aprender a superarlas, con tu ayuda.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a ser correspondido con tu amor y misericordia»

Recalculando:

En la vida, seguro que tú tienes algo que te llama más la atención y que te absorbe mucho tiempo. Puede ser la cantidad de tiempo que usas para las redes sociales, o el desafío de controlar tu curiosidad en internet. Hoy pídele a Jesús que ayude a superar estas cosas, que parecen pequeñas, pero que te quitan la posibilidad de focalizarte, o te distraen. Déjate amar por el Señor y por un día separa un tiempo para el diálogo con el Señor, concéntrate en lo más importante. Verás que te sientes mejor y en sintonía con Jesús.

Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 7:36-50

Un fariseo llamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se sentó a la mesa.

Una mujer de mala fama, que vivía en aquel pueblo, supo que Jesús estaba comiendo en casa de Simón. Tomó entonces un frasco de perfume muy fino, y fue a ver a Jesús.

La mujer entró y se arrodilló detrás de Jesús, y tanto lloraba que sus lágrimas caían sobre los pies de Jesús. Después le secó los pies con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba.

Al ver esto, Simón pensó: «Si de veras este hombre fuera profeta, sabría que lo está tocando una mujer de mala fama.»

Jesús dijo:

—Simón, tengo algo que decirte.

—Te escucho, Maestro —dijo él.

Jesús le puso este ejemplo:

—Dos hombres le debían dinero a alguien. Uno de ellos le debía quinientas monedas de plata, y el otro sólo cincuenta. Como ninguno de los dos tenía con qué pagar, ese hombre les perdonó a los dos la deuda. ¿Qué opinas tú? ¿Cuál de los dos estará más agradecido con ese hombre?

Simón contestó:

—El que le debía más.

—¡Muy bien! —dijo Jesús.

Luego Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón:

—¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, tú no me diste agua para lavarme los pies. Ella, en cambio, me los ha lavado con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. Tú no me saludaste con un beso. Ella, en cambio, desde que llegué a tu casa no ha dejado de besarme los pies. Tú no me pusiste aceite sobre la cabeza. Ella, en cambio, me ha perfumado los pies. Me ama mucho porque sabe que sus muchos pecados ya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos pecados, ama poco.

Después Jesús le dijo a la mujer: «Tus pecados están perdonados.»

Los otros invitados comenzaron a preguntarse: «¿Cómo se atreve éste a perdonar pecados?»

Pero Jesús le dijo a la mujer: «Tú confías en mí, y por eso te has salvado. Vete tranquila.»

 Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.

Leer más posts sobre: Lectio Divina

Ricardo Grzona
Ricardo Grzona

Hermano Ricardo es argentino, y radica actualmente en Miami, Florida. Es experto en Lectio Divina y presidente ejecutivo de la Fundación Ramón Pané, que trabaja en la «Nueva Evangelización» por los diversos medios de tecnología. Junto con un pequeño grupo de jóvenes entre 25 y 32 años de edad, Ricardo prepara las aportaciones diarias para el Lectio Divina.

Leé más de Ricardo Grzona

Gracias al apoyo fiel de nuestros socios financieros, American Bible Society ha ayudado a las personas a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios por más de 200 años.

Ayúdanos a compartir la Palabra de Dios con los más necesitados

Haz Tu Donación Ahora

Subscríbete

Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.

×

Subscríbete

Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.