Reflexiona:
Uno de los discípulos se acercó y le pidió: —Señor, enséñanos a orar.
Piensa:
Pedir ayuda no es tarea sencilla, aunque de niños nos enseñan a pedir «por favor» y a dar las «gracias», cuando alguien nos ayuda; con el paso de los años pareciera que perdemos esa capacidad de reconocer que no podemos hacerlo todo solos o, aunque a veces queremos ayuda, no sabemos pedirla correctamente.
¿Pero, por qué nos cuesta pedir ayuda? Personalmente me inclino a pensar que es porque pedir un favor hace evidente alguna vulnerabilidad de nuestra parte, algo en lo que no somos autosuficientes y ese temor de reconocer nuestras limitaciones o mostrarlas a otros, nos hace dudar antes de expresar una petición.
¿Y qué podemos hacer para mejorar nuestra habilidad de pedir ayuda?
Primero debemos trabajar nuestra confianza, para ser capaces de no sentir vergüenza, sabernos limitado y entender que por no poder hacer todo nosotros solos por nuestra propia cuenta, no nos hace menos que demás. Lo segundo es aprender a expresar nuestras necesidades correctamente, bien dicen que: «en el pedir, está el dar», muchas veces pedir las cosas de manera la manera correcta nos acerca un 50 por ciento a conseguir lo que necesitamos. Y, por último, seamos muy conscientes de pedir las cosas correctas, a las personas correctas, en el momento correcto.
Hoy Jesús nos da el ejemplo perfecto sobre la forma de pedir algo a Dios, nos enseña una oración, que quizá a veces pasa desapercibida, porque se ha vuelto común recitarla casi sin pensar; pero que encierra un hermoso mensaje de abandono y confianza al amor de nuestro Padre.
En el Padre Nuestro, se expresa una gran confianza, confianza al dirigirnos de una forma tan cariñosa a Dios, diciéndole Padre. ¿Qué Padre de amor podría negar algo a sus hijos?
Confianza en su sabiduría, aunque se expresan varias peticiones, el Padre Nuestro se puede resumir en: «Señor, dame lo que tú consideres que es bueno para mi».
Confianza en su generosidad, porque no le damos un tiempo de respuesta, pero debemos confiar en qué él nos dará lo que necesitamos en el momento correcto.
Hoy el Evangelio nos invita a reconocer que solos no podemos, que necesitamos ayuda; y la oración del Padre Nuestro, nos invita a confiar en que, si dejamos todo en manos de Dios, no hay problema, ni necesidad que no vaya a ser atendida.
Dialoga:
Señor Jesús, dame la confianza de saberme siempre unido a ti y al Padre por medio de la oración. Hoy, también quiero pedirte que me enseñes a orar, que des la sabiduría para saber pedir lo correcto, de la manera correcta. Y sobre todo te pido que me ayudes a saber mantenerme siempre fiel a tu lado, en las buenas y en las malas, sabiendo que todo cuanto mandas a mi vida es para mi crecimiento personal y espiritual.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Padre, gracias por escuchar mi petición»
Recalculando:
Como un GPS ayuda a recalcular la dirección del camino, hoy te invito a que te acerques a alguna persona que necesita ayuda, que tal vez no sepa por donde empezar a arreglar sus problemas. Seguro que en tu ambiente hay alguien así, acércate, dile que quieres orar junto a esa persona y también podrías ayudarle si le enseñas a orar, porque mucha gente no sabe cómo hacerlo. Verás que tu vida comienza a tener una nueva dimensión y tú serás también alguien importante porque enseñas a orar a otras personas.
Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 11:1–4
Un día, Jesús fue a cierto lugar para orar. Cuando terminó, uno de sus discípulos se acercó y le pidió:
—Señor, enséñanos a orar, así como Juan el Bautista enseñó a sus seguidores.
Jesús les dijo:
—Cuando ustedes oren, digan:
“Padre, que todos reconozcan
que tú eres el verdadero Dios.
”Ven y sé nuestro único rey.
”Danos la comida
que hoy necesitamos.
”Perdona nuestros pecados,
como también nosotros perdonamos
a todos los que nos hacen mal.
”Y cuando vengan las pruebas,
no permitas que ellas
nos aparten de ti.”
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ®< © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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