Reflexiona:

—Ustedes los fariseos se lavan por fuera, pero por dentro son malos.

Piensa:

En 2014, Robin Williams, uno de los cómicos más reconocidos y que dio vida a memorables personajes graciosos, se suicidó; y la noticia llenó por meses los noticieros de espectáculos, donde se hablaba de sus posibles motivaciones.

La mayoría de las personas que lo «conocían», por sus películas no podían creer que alguien que parecía tan feliz, en realidad estuviera sumido en una terrible depresión debido a problemas familiares y de salud.

Claro que él no es el único personaje de los que parecen tenerlo todo, que se ha quitado la vida, dejándonos a todos pensando: «¿entonces quién puede ser feliz?»

Independientemente de las motivaciones que hayan podido tener, algo que estos casos nos dejan como reflexión es que las apariencias engañan, parecer feliz, no significa que sea cierto. Y segundo, que la felicidad no se encuentra en lo que acumulamos o lo que aparentamos, sino en lo que acumulamos en nuestro corazón.

Hoy Jesús nos advierte que dejarnos guiar por las apariencias nos aparta de conocer la verdad y de disfrutar las cosas importantes de la vida. Y esto aplica en dos sentidos: tanto para quienes viven juzgando la apariencia de otros, como para quienes se la pasan preocupados por «el qué dirán».

No se puede ser feliz si nos quedamos solo en lo superficial, es necesario aprender a cultivar y a reconocer la belleza interior, para lograr alcanzar la plenitud y la armonía con los demás y con nosotros mismos.

Ahora es momento de que te cuestiones: ¿actúas realmente conforme a lo que piensas? ¿O te gusta solo aparentar para encajar en la sociedad? ¿Eres capaz de conocer a las personas sin juzgarlas por su apariencia? ¿O vives pendiente de lo que hacen, dicen o usan los demás?

Dialoga:

Señor Jesús, ayúdame a tener un corazón generoso que sepa respetar a los demás sin juzgarlos antes de conocerlos. Permíteme ser humilde para saber relacionarme con todos de manera armoniosa y para aprender a ser auténtico ante los demás.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a ser bueno por dentro»

Recalculando:

Hoy vamos a recalcular la dirección de la vida con alguna actitud interna, que luego pueda hacerse una acción concreta sin que muchas personas lo vean. Por ejemplo, piensa en esas actividades que haces frecuentemente y solo te involucras con un grupo muy cercano de amigos y no llevas un diálogo con otros. Piensa en una persona concreta, que tal vez está allí, en tu trabajo, en tu grupo de clases, o de deportes. Tal vez solo cruzaste un saludo educado, pero no más. Te invito a que cruces la barrera de tu zona de confort y puedas acercarte a esa persona. Saludar con mayor cercanía y poder entablar un diálogo en el que esta persona pueda sentir confianza. Tal vez tu presencia pueda ser decisiva cuando en el diálogo puedan verse tus valores cristianos y ser de ayuda para alguien en especial.

Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 11:37-41

Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús fue y se sentó a la mesa. El fariseo se sorprendió mucho al ver que Jesús no se había lavado las manos antes de comer. Pero Jesús le dijo:

—Ustedes los fariseos se lavan por fuera, pero por dentro son malos, no ayudan a nadie y roban a la gente. ¡Tontos! Dios hizo las cosas de afuera y también las de adentro. La mejor forma de estar completamente limpios es compartir lo que uno tiene con los pobres.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.