Reflexiona:
«El más humilde de todos ustedes es la persona más importante.»
Piensa:
No es raro ver noticias de empresarios que arrasan con ecosistemas enteros en su afán de construir fábricas u hoteles; empleados que llegan al asesinato para quedarse con un puesto; hombres y mujeres asesinando a sus «rivales en el amor»; incluso en cosas sencillas como el gimnasio, no es raro ver a los grupos de amigos viendo quien logra levantar más peso, aún con riesgo de lesionarse.
En fin, la vida parece ser una eterna competencia; pero ¿cuántas personas realmente se preocupan por prepararse y hacer el esfuerzo para salir triunfantes? ¿Cuántos están dispuestos a «seguir las reglas» y no buscar atajos para lograr el éxito?
En la actualidad se nos enseña a ser competidores, pero muy pocos se preocupan por ser competitivos, es decir, a «pagar el precio del éxito». A cualquiera le gustaría ser el más importante, pero ¿qué se necesita para lograrlo? ¿De verdad estás dispuesto a esforzarte para conseguirlo?
En la vida profesional y personal, existen varias «fórmulas para conseguirlo», todas ellas incluyen, preparación, trabajo duro, planeación, tolerancia al fracaso, persistencia y voluntad. En cuanto a la vida emocional y espiritual, el Evangelio hoy nos habla del componente más importante: la humildad.
¿Pero que es la humildad? A veces creemos que la humildad es una especia de autodesprecio, pero no es así. Ser humilde es ser objetivos con nosotros mismos, reconocer nuestras virtudes, pero también nuestras limitantes. No se trata de sentirnos menos que otros, sino de no sentirnos superiores.
La humildad nos permite mantener los pies en la tierra, si reconocemos que todos necesitamos ayuda, nos volvemos más serviciales. Estamos listos para prestar nuestra ayuda a quien podamos; y nos da la confianza de saber pedir ayuda cuando las cosas se nos dificultan.
Hoy el Evangelio nos recuerda que la persona más importante no es la que ejerce el control sobre todos, sino la que está dispuesta a servir más que todos. Es una invitación para hacer una reevaluación de nuestros conceptos sobre el «éxito» y el camino para alcanzarlo.
En tu vida diaria ¿qué tanto eres capaz de ayudar? ¿Prestas tu ayuda desinteresada a otros? ¿O solo cuando se trata de alguien a quien le puedes «cobrar el favor»? ¿Estás dispuesto a hacer un cambio de actitud para ser «el más importante»?
Dialoga:
Señor Jesús, tú siendo Dios, asumiste nuestra condición humana, para enseñarnos que es posible vivir una vida de servicio, y que no hay límites cuando nuestra voluntad y nuestro amor por el prójimo nos guían. Dame la gracia de seguir tu ejemplo y dedicar cada momento de mi vida, a mejorar la condición de la vida de otros.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, dame la voluntad de servir a los demás siempre»
Recalculando:
Te invito hoy a que pienses en alguna situación donde te has sentido que «compites» con otras personas. Imagina estas escenas. Entonces, vas a buscar un momento para hacer un servicio que sea humilde, para darte cuenta lo importante que puedes sentirte con un servicio así. Podría ser una ayuda en la limpieza de una familia que está muy atareada y no alcanzan a este servicio. Algo que luego puedas evaluar y ver cómo te sientes en las dos condiciones diversas.
Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 9:46-50
En cierta ocasión, los discípulos discutían acerca de cuál de ellos era el más importante de todos.
Cuando Jesús se dio cuenta de lo que ellos pensaban, llamó a un niño, lo puso junto a él, y les dijo: «Si alguno acepta a un niño como éste, me acepta a mí. Y si alguno me acepta a mí, acepta a Dios, que fue quien me envió. El más humilde de todos ustedes es la persona más importante.»
Juan, uno de los doce discípulos, le dijo a Jesús:
—Maestro, vimos a alguien que usaba tu nombre para echar demonios fuera de la gente. Pero nosotros le dijimos que no lo hiciera, porque él no es parte de nuestro grupo.
Pero Jesús le dijo:
—No se lo prohíban, porque quien no está en contra de ustedes, realmente está a favor de ustedes.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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