Hay dos tipos de personas en el mundo: los que dividen el mundo en dos tipos de personas y los que no.

Como cristianos, tendemos a estar en ese primer grupo. Vemos una división esencial en el mundo. Los salvados y los perdidos. Creyentes y no creyentes. Los que van a la iglesia y los que no. Si bien hay cierto apoyo bíblico para esa cosmovisión, también puede evitar que establezcamos relaciones honestas con personas fuera de nuestra comunidad de fe.

Sería un error caracterizar a este grupo como completamente antagonista hacia las Escrituras. Menos de la mitad de ellos dicen que el mundo estaría mejor sin la Biblia. Los otros simplemente creen que la Biblia es de origen humano, no divina. Puede que les gusten algunos de sus dichos. Podrían encontrar consuelo espiritual en ello. Pueden tener curiosidad al respecto, pero simplemente no la aceptan como la Palabra de Dios.

Entonces, ¿cómo podemos hablar con estas personas sobre la Biblia?

Podríamos regañarlos, diciéndoles cuánto deberían creer en la Biblia. Podríamos pelear con ellos, culpándolos por la caída del mundo. Podríamos abrumarlos con una prueba del origen divino de la Biblia: profecías cumplidas o citas de personas famosas o el hecho de que la Biblia sigue siendo el libro más vendido de todos los tiempos.

Sí, pero los cristianos ya han estado haciendo todo eso, sin mucho éxito. Necesitamos una nueva idea.

Hablando y escuchando

Por alguna razón, estoy volviendo a mis años como adolescente tímido enamorado de una chica hermosa. Me imaginé todo tipo de formas extravagantes para hacerme notar, pero nunca tuve las agallas para probarlas, y luego su familia se mudó del área. Más tarde compartí esta historia de dolor con un amigo, quien dijo: «Amigo, ¿por qué no hablaste con ella?»

Y reflexiono si necesitamos escuchar la misma pregunta sobre nuestras relaciones con los no creyentes que nos rodean. ¿Por qué no solo hablar con ellos? Más importante aún, escuchar.

Recibimos consejos similares en la primera epístola de Pedro. Fue un momento difícil para los creyentes. A medida que el evangelio se extendió al mundo romano, los cristianos enfrentaron malentendidos, discriminación e incluso persecución. Pero también había curiosidad sobre esta nueva fe, llena de esperanza, alegría y amor. Si la gente se acercara lo suficiente, podrían preguntar. ¿Y cómo responderían los creyentes?

«Estén siempre preparados a responder a todo el que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen, pero háganlo con humildad y respeto» (1 Pedro 3:15b-16a).

La gentileza y el respeto parecen ser escasos en estos días, pero nosotros los cristianos necesitamos especializarnos en ellos. Los líderes cristianos necesitan modelarlos.

Despejando obstáculos

Hemos preguntado a las personas por qué no creen en la Biblia, y sus respuestas se dividen en dos categorías. Para algunos es un problema con la Biblia misma. Es viejo, anticuado, grande, difícil de entender y no saben por dónde empezar.

Para otros, es un problema de personas. No les gustan las personas que citan la Biblia, y no quieren ser como ellos. Además, a menudo sienten que la Biblia está en contra de ellos y de las personas que les importan.

Estos son grandes desafíos. ¿Cómo se eliminarán esos obstáculos? Seguramente requiere una obra del Espíritu de Dios. Nuestro papel podría ser principalmente responder con gentileza y respeto. A medida que tú fomentas las relaciones con aquellos que no creen en la Biblia, aquí hay algunas sugerencias que pueden ayudar.

Solo abre la puerta. Nos encantaría presentar argumentos convincentes que conduzcan a una aceptación total de la Biblia como la Palabra inspirada de Dios. Pero la otra persona aún no está lista para eso. Para ellos, tal vez la Biblia es solo un libro interesante, y pueden tener algunas preguntas al respecto. No respondas más de lo que preguntan. Pon a un lado tu propia agenda y concéntrate en la de ellos.

No asumas que ellos creen que la Biblia es verdadera, santa o autoritativa. Esto puede ser más difícil de lo que parece. Estamos acostumbrados a probar cosas de la Biblia, ¡incluida la verdad de la Biblia! Somos buenos para hacer un disparo de culpa basado en la enseñanza bíblica. Pero estamos tratando de comunicarnos con personas que no están de acuerdo con esos supuestos. Aún puedes compartir tus opiniones y creencias, pero una vez que comiences a citar la autoridad bíblica para probar tus puntos, la otra persona se irá. No estás hablando su idioma.

Deja que el Espíritu haga el trabajo pesado. Hay una sabiduría asombrosa en la Biblia; también aventuras emocionantes, personajes fascinantes y humor desarmador. El Espíritu habla poderosamente a nuestras almas a través de estos documentos probados por el tiempo. Y eso también puede comenzar a suceder con una persona que no cree en la Biblia. . . todavía. Debes estar listo para dar una respuesta, pero deja que el Espíritu hable a través de las Escrituras.

Retírate. Hay que estar dispuesto a decir: «No sé». O: «Tal vez mi interpretación es incorrecta aquí». O: «Lamento las veces que he citado la Biblia insensiblemente». A veces contribuimos al problema de las «personas de la Biblia». Podemos comenzar a cambiar eso, con gentileza y respeto.

Dirígete hacia Jesús. Puede haber preguntas difíciles sobre las leyes en Levítico o las atrocidades en Jueces. No tienes que resolverlo todo, pero te ayudará enfocarte en Jesús. La Biblia misma nos guía en esa dirección, y podría ser nuestra opción más atractiva. 

Originalmente publicado en inglés en el Bible Engagement Leadership Blog de American Bible Society el 21 de febrero de 2017