Reflexiona:

Cuando llegaron a la entrada del pueblo, vieron a unos hombres que llevaban a enterrar a un muchacho. El muerto era el único hijo de una viuda.

Piensa:

La mayoría de los encuentros con Dios, son inesperados, casuales, casi parecen una simple coincidencia. Pero no es así, no es casualidad, sino que él siempre está buscando cómo ayudarnos, viene a nuestro encuentro, aunque nosotros no estemos pendientes de llamarle.

Hoy reflexionamos sobre esta hermosa escena en la que Jesús le devuelve la vida al hijo de una viuda, una mujer que había perdido lo único que le quedaba en el mundo; iba rodeada de mucha gente, que la acompañaban en su pena, pero ninguno de ellos podía hacer nada para ayudarla. Por eso Jesús interviene, va a su encuentro, se compadece de su dolor, pero actúa y hace algo concreto por ella.

Eso es lo mismo que nos pide a nosotros, nos da ejemplo de cómo debemos actuar ante las necesidades de nuestros hermanos, no debemos esperar a que vengan a pedirnos ayuda, sino que debemos ser proactivos y salir a su encuentro, la compasión es buena, pero es más importante las acciones concretas que realizamos por los demás.

Aprendamos de su ejemplo y vivamos siempre listos para ayudar, siempre habrá alguien a nuestro alrededor que necesite ayuda, y siempre habrá algo que podamos hacer por los demás.

Dialoga:

Señor Jesús, dame la gracia de estar siempre atento a las necesidades de mis hermanos, que nunca me canse de ayudar; dame la gracia de saber encontrar siempre una forma concreta de cambiar la realidad de la gente que me rodea. 

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, que siempre esté listo para ayudar»

Recalculando:

Si miras a tu alrededor, entre tus colegas, compañeros de trabajo, seguro que hay alguien que necesita un favor que tú hagas en su bien. No dudes en llegar a preguntarle si puedes ayudar y hacer el bien. Nunca te canses de mirar a tu alrededor para poder servir. Esta mirada compasiva hacia los demás te dará seguramente una nueva perspectiva para vivir plenamente un estilo cristiano y tu seguridad en ti mismo aumentará.

Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 7:11-17

Poco después, Jesús y sus discípulos fueron al pueblo de Naín. Mucha gente iba con ellos. Cuando llegaron a la entrada del pueblo, vieron a unos hombres que llevaban a enterrar a un muchacho. El muerto era el único hijo de una viuda. Mucha gente del pueblo la acompañaba.

Cuando Jesús la vio, sintió compasión por ella y le dijo: «No llores.» Entonces se acercó y tocó la camilla. Los hombres dejaron de caminar, y Jesús le dijo al muerto: «¡Joven, te ordeno que te levantes!» El muchacho se levantó y empezó a hablar. Entonces Jesús llevó al muchacho a donde estaba su madre.

Al ver eso, la gente tuvo mucho miedo y comenzó a alabar a Dios. Todos decían: «¡Hay un profeta entre nosotros! ¡Ahora Dios va a ayudarnos!»

Y muy pronto la gente de la región de Judea y de sus alrededores supo lo que Jesús había hecho.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.