Reflexiona:
«Y ahora, vayan.»
Piensa:
Aunque la música digital es cada vez más popular y los artistas venden más por este medio que los discos físicos, ¿has notado que cada vez hacen más conciertos y giras? Hace algunas décadas eran pocos los artistas que hacían giras grandes y presentaciones en vivo, pero en los últimos años, quienes se quieren posicionar necesitan hacer más presentaciones en vivo, firmas de autógrafos, y los famosos «unplugged» o discos de primera fila.
Y es entendible, estamos en una época en que estamos saturados de información digital, y es necesario el contacto «personal y real» con las personas que te quieres conectar, y esto es en ambos sentidos, tanto para el artista como para los fans.
Hoy vemos a Jesús enviando a un grupo de personas para visitar personalmente a las comunidades cercanas, seguramente en esos pueblos ya se había escuchado hablar de él, pero ahora les da indicaciones de ir directamente a su encuentro, conocerlos, vivir con ellos, para conocerlos y entenderlos.
Quizá los enviados estaban un poco temerosos, porque se lanzaban a una aventura por su cuenta, no iban a estar a lado de su maestro, llegarían solos y tenían una misión que cumplir, quizá algunos dudaban de poder, sin embargo, fieles a Jesús se encaminan.
Hoy esa misma invitación es para cada uno de nosotros, este mes celebramos el mes de las misiones y la Iglesia nos invita a reflexionar sobre nuestro papel como misioneros, pero no solo las misiones tradicionales donde dejas tu casa o ciudad un tiempo y te vas a visitar otros lugares. Sino una misión más personalizada, ahí donde estamos, en nuestro día a día, en nuestra casa, en el transporte, en la calle, al ir al súper, al colegio o a trabajar. En cualquier lugar donde pasemos debemos ser capaces de dar un testimonio de alegría y de amor, para que las personas que nos rodean sepan que «el reino de Dios está aquí».
Jesús nos dice a cada uno de nosotros: «¡Ahora ve!», ve por la calle dando los buenos días y regalando una sonrisa a las personas del camino, ve y sé un buen ciudadano cediendo el asiento del transporte, siendo respetuoso y amable con las personas que te acompañan; ve y sé un buen hijo, un buen hermano, un buen padre; ve y sé un profesional honesto y responsable, brinda el mejor servicio.
Vayamos pues y cambiemos el mundo, cambiando nuestra actitud. Para que en nuestro actuar las personas sientan la alegría de ser cristianos.
Dialoga:
Señor Jesús, hoy quiero aceptar tu invitación para anunciar tu palabra ahí donde yo esté. Dame el valor de saber transmitirte con mi ejemplo, dando testimonio de tu amor a los demás. Ayúdame a superar las dificultades y los miedos para ser un buen discípulo y misionero de tu palabra.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a ser un buen misionero»
Recalculando:
Para conocer a otras culturas, no basta sólo con leer un libro, ya sabes. Siente que el Señor te envía a salir de tu propia zona de seguridad y vas a ir a visitar a otros grupos sociales. Lo primero es conocer a estas personas, qué piensan y su cultura. Pueden incluso vivir muy cerca de ti, pueden venir de otros contextos que tal vez no conozcas. Ser misionero no significa cambiar de continente, sino de abrirse a otras personas. Seguro que en tu ciudad viven otros grupos, eso es común. Intenta dar un primer paso y conócelos. Pueden ser inmigrantes de otros países, o simplemente de edades diversas. Cuando logres cercanía con ellos, preséntate sin miedo a dar testimonio que tú eres seguidor de Jesús. Verás cómo todo puede cambiar para ti si eres testigo del Señor.
Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 10:1-9
Después, Jesús eligió a setenta y dos discípulos, y los envió en grupos de dos en dos a los pueblos y lugares por donde él iba a pasar. Jesús les dijo:
«Son muchos los que necesitan entrar en el reino de Dios, pero son muy pocos los que hay para anunciar las buenas noticias. Por eso, pídanle a Dios que envíe más seguidores míos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente. Y ahora, vayan; pero tengan cuidado, porque yo los envío como quien manda corderos a una cueva de lobos.
»No lleven dinero, ni mochila ni zapatos, ni se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando lleguen a alguna casa, saluden a todos los que vivan allí, deseándoles que les vaya bien. Si la gente merece el bien, el deseo de ustedes se cumplirá; pero si no lo merece, no se cumplirá su deseo. No anden de casa en casa. Quédense con una sola familia, y coman y beban lo que allí les den, porque el trabajador merece que le paguen.
»Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les sirvan, sanen a los enfermos, y díganles que el reino de Dios ya está cerca.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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