¿Cuál es la condición para poder perdonar?
Día y noche nosotros oramos el Padre Nuestro, palabra más, palabra menos, cuando nos acercamos al Padre para entablar conversación con Dios. Podemos enfatizar en algunas peticiones personales, familiares, de amistades, pero siempre reconocemos que le amamos y queremos que se haga su voluntad en nuestras vidas. Sin embargo, hay una parte de esta, nuestra oración, que quizá no hemos entendido lo suficientemente bien y aunque la recitemos o repitamos, no la podemos cumplir por completo, aunque sea la voluntad de Dios. Esta es: «y perdona nuestras ofensas como nosotros también perdonamos a los que nos ofenden».
¿Qué significa esta frase? Exactamente lo que dice: Padre, por favor perdóname, solo si yo perdono a los que me ofenden. El Señor Jesús nos dio este modelo de oración, pero fue bien claro al establecer la condición: «Perdona mis ofensas de la misma manera en que yo perdono a mis ofensores».
¿Cómo nos perdona Dios Padre?
Dios Padre nos ama y nos perdona a través de su Hijo, siempre y cada vez que le pedimos. Su entrega fue definitiva, sin condiciones, ni dudas. Dios nos perdona y echa todos nuestros pecados al fondo del mar para no acordarse más de ellos (Isaías 43:25-26). Si Dios, nuestro Creador y Padre, quien conoce nuestro pasado y presente, nuestros corazones, nuestras intenciones, nuestros pensamientos, nos perdona para siempre y nos perdona cada día, ¿por qué razón nosotros podríamos retener el perdón a aquellos que nos ofenden? ¿Por qué nos damos el derecho de pensar si perdonamos o no? ¿Por qué tomamos un tiempo para calcular si el otro merece nuestro perdón o no?
Reflexionemos en esto: «Pero Dios es muy compasivo, y su amor por nosotros es inmenso. Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios (Efesios 2:4-5).
¿Merecíamos ese perdón? ¿Lo merecemos ahora? Dios no tuvo que pensar dos veces para entregar a su Hijo para nuestro perdón y salvación, ¿qué entrega parecida al suya hemos hecho nosotros para conceder o retener el perdón de otro? El enjuiciar a alguien por sus actos le corresponde a las autoridades oficiales y sobre todo a Dios, quien dijo que suya es la venganza y que él pagará. Podemos pensar que no hay mejor juez que él, ¡y nos vengará según su justo juicio y a su tiempo perfecto! (Romanos 12:19).
Ser igual a nuestro Padre
El perdonar a otros nos trae libertad y la satisfacción de saber que estamos creciendo en el amor del Padre, que nos hace parecernos más a Dios, asemejarnos más a su carácter y complacerle en esta su voluntad.
Hoy te motivo a entregarle a Dios tu falta de perdón y a encontrar en la Palabra la inspiración y fortaleza para perdonar y ser libre de todo peso que no te deja vivir en la libertad de Dios.
Al reflexionar sobre este tema, te recomiendo unos versículos más:
- «Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen» (Mateo 5:44).
- «Porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes; pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados» (Mateo 6:14-15).
- «Sopórtense unos a otros, y perdónense si alguno tiene una queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes» (Colosenses 3:13).
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