Reflexiona:

…la gente quería escuchar sus enseñanzas.

Piensa:

Hace ya algún tiempo, llegó a mi ciudad un líder muy reconocido por los medios de comunicación. Su mensaje a veces parecía controversial. Incluso daba muestras de intolerancia ante ciertas situaciones humanas que todos conocían, pero que nadie hacía nada. Fue simplemente el anuncio de que iría de visita a la ciudad, para que un grupo se opusiera fuertemente. Hubo quejas, violencia verbal y hasta física. Tuvo que intervenir la policía. Finalmente, cuando el líder comenzó a hablar todos cesaron su discordia y lo escucharon atentamente. Es que se dieron cuenta que hablaba con el corazón y sus palabras, aunque tocaban fibras muy íntimas de muchos de aquellos que lo escuchaban, entendían que la situación social podía estar mejor si le hacían caso y tomaban una decisión de cambiar.

Es cierto que en muchas oportunidades vemos algo así. Nos gusta que se pueda escuchar la verdad, pero no nos gusta por ningún motivo que esa «verdad» afecte nuestras comodidades. En muchas ocasiones somos nosotros los que lentamente nos parecemos a los vendedores en el templo de Jerusalén. Nos vamos instalando con actitudes que no son positivas, la gente se va acostumbrando a nuestro modo de ser, a nuestra forma de actuar. Nadie nos dice nada hasta que llega una persona que no conoce la situación y que cuando habla, nos sentimos enojados por el cambio que implica en nuestra vida, pero si vemos a los demás, nos damos cuenta de que todos están de acuerdo con que cambiemos.

Es bueno analizar si de verdad creemos en Jesús, que él puede venir a decirnos muchas verdades que, hasta pueden incomodarnos. No siempre será fácil aceptarlas, pero debemos dar el paso a una mejora de nosotros mismos. Tal vez, Jesús se valga de alguien para decirnos cómo cambiar, cómo mejorar, cómo ser personas que escuchan enseñanzas que nos cambian la vida para bien. Date esa oportunidad

Dialoga:

Señor Jesús, quiero darte gracias por tu enseñanza vital. Sabes que soy una persona que aún tiene mucho que cambiar y mejorar. Te pido Señor que me ayudes a crecer como persona, a sacar desde dentro de mí a esos estilos de vida que me perjudican. Gracias Señor, porque como esos mercaderes que fueron instalándose en el templo, así también se han instalado en mi vida muchos defectos. Ayúdame hoy a sacarlos de mi vida, aunque me cueste. Señor quiero ser mejor persona.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor quiero ser una mejor persona»

Recalculando:

Te invito hoy a que revises tu vida, escuchando también comentarios de otras personas que piensan de ti y que ya sabes por comentarios. Por ejemplo, si algunos piensan que tú eres egoísta has el esfuerzo de compartir algo que tengas con quien lo necesita. Si creen que tú eres cerrado de opiniones, te invito a que busques a alguna persona con el deseo de escucharla. Si actúas así, tú mismo serás el maestro que va ayudando a cambiar situaciones. Verás qué bien te sientes cuando comienzas a obrar con el bien.

Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 19:45-48

Cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén, fue al templo y comenzó a sacar a todos los vendedores que allí estaban, y les dijo: «Dios dice en la Biblia: “Mi casa será una casa de oración”; ¡pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones!»

Jesús iba al templo todos los días para enseñar. Los sacerdotes principales, los maestros de la Ley y los líderes del pueblo planeaban cómo matarlo; pero no podían hacer nada contra él, pues la gente quería escuchar sus enseñanzas.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.