Reflexiona:
Jesús dijo «Nadie es profeta en su tierra».
Piensa:
Hace algunos años, cuando iniciaba en la vida laboral, me tocó vivir una experiencia curiosa: en la primera semana de trabajo me dieron una lista de asuntos pendientes que debía atender y entregar en cinco días, y en mi esmero por quedar bien me apresuré y a los dos días ya los había concluido. Cuando me presenté con el encargado del área para entregarle mi trabajo me miró fijamente y me dijo: «Aquí no se hacen las cosas así, si tienes cinco días para entregar las cosas, organízate para que te ocupe todo el tiempo y me entregas las cosas en la fecha de entrega». Ese día comprendí que la eficiencia no siempre es bien vista, porque pones en evidencia la apatía de la gente que está a tu alrededor.
Y hoy mientras meditaba el texto del día recordé esta experiencia, porque algo similar es lo que le sucedió a Jesús en su tierra. La gente que lo conoció de niño, con quienes convivió toda su vida, lo desprecian porque conocían su origen y no aceptaban que Dios se pudiera manifestar a través del «hijo del carpintero». Los maestros de la ley que pasaban años formándose no daban crédito a la elocuencia y la autoridad con que hablaba, porque no era uno de ellos. Sentían envidia y recelo, y eso les impide darse cuenta de que lo que Jesús predicaba era verdad.
En la vida cotidiana y espiritual nos sucede lo mismo, muchas veces no nos permitimos aceptar los consejos o enseñanzas de personas que consideramos «comunes». Queremos que nos hable un consejero internacional en lugar de escuchar a nuestros padres o hermanos; ignoramos las iniciativas de nuestros compañeros de colegio o vecinos, pero estamos prestos para seguir las invitaciones que hagan artistas o personajes de la farándula.
No siempre es fácil escuchar y seguir a Jesús, porque nos saca de nuestra zona de confort, siempre nos está llamando a ser más y mejores, y para eso hay que reconocer y superar nuestros miedos, egoísmos y defectos. Pero debemos confiar en que si somos humildes en reconocer nuestras limitaciones entonces podremos encontrar la forma de superarlas y ser mejores.
Piensa, ¿cuántas veces has sentido que el evangelio te hace sentir incómodo porque parece que te critica? ¿Cómo ha sido tu reacción? ¿Tiendes a minimizar la importancia de la Palabra de Dios cuando se contrapone con tus gustos? ¿A qué te invita el Evangelio de hoy?
Dialoga:
Señor Jesús, el camino del discípulo debe estar lleno de una gran dosis de humildad y muchas veces esa humildad que me hace falta me aleja de ti y de tus promesas. Ayúdame a saber reconocerte en todas las personas a mi alrededor que me invitan a mejorar y a hacer un cambio positivo en mi vida, que no cierre mi corazón cuando me invites a ir más allá de mis límites y conformismos, y que sea valiente para saber seguirte hasta el final.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, que busque cada día ser mejor persona»
Recalculando:
Para recalcular la dirección de tu vida, te invito que te fijes en las personas que tal vez te rodean, pueden ser amigo, colegas, familiares. Estoy seguro de que alguno de ellos necesita un verdadero favor tuyo, que es «invertir tu tiempo» en acompañarlo. Puede ser por su edad avanzada, puede ser porque no tiene quien le ayude. Hoy, con alguien cercano, mostrarás tu interés en ayudar y apoyar. Esto te dará también frente a tus conocidos una imagen cristiana.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 13:54-58
Llegó a su pueblo y comenzó a enseñar en la sinagoga. La gente estaba tan sorprendida que algunos decían: «¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿Cómo puede hacer esos milagros?»
Otros decían: «Pero, ¡si es Jesús, el hijo de José, el carpintero! Su madre es María, y sus hermanos son Santiago, José, Simón y Judas. Sus hermanas aún viven aquí. ¿Cómo es que Jesús sabe tanto y puede hacer estos milagros?»
Pero ninguno de los que estaban allí quiso aceptar las enseñanzas de Jesús. Entonces él dijo: «A un profeta se le respeta en todas partes, menos en su propio pueblo y en su propia familia.»
Y como la gente no creía en él, Jesús no hizo muchos milagros en aquel lugar.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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