Reflexiona:

«…deben estar atentos y preparados, porque yo, el Hijo del hombre, llegaré cuando menos lo esperen».

Piensa:

El mundo es un lugar inseguro: asaltos, violencia, guerras, secuestros, fraudes… esto nos obliga a tomar medidas de seguridad: puertas y cerraduras resistentes, autos blindados, alarmas, candados digitales en nuestro banco, estamos atentos ante cualquier indicio de conducta extraña que amenace nuestra seguridad.

Pero ¿qué tan preocupados estamos por el bienestar espiritual? ¿Cuántas «medidas de seguridad» tomamos para alejarnos de las tentaciones y el pecado? ¿Qué tan atentos estamos ante las oportunidades de hacer el bien, para no dejar pasar ninguna ocasión de hacer méritos para ganar la vida eterna?

Nuestra vida está llena de notificaciones de redes sociales, alarmas para no olvidar los pendientes, pero si nos preguntan ¿cuándo fue la ultima vez que te confesaste, que comulgaste o que hiciste una obra de caridad? No es difícil recordarlo, ya sea porque ha pasado mucho tiempo, o porque no lo tenemos en cuenta como algo importante.

Por eso es interesante el Evangelio de hoy, Jesús nos advierte que no debemos dejarnos atrapar por la rutina o el desánimo. Quizá pensamos que aun nos queda mucho tiempo para hacer las cosas, pero en realidad no sabemos si este es el último día de nuestra existencia. Así que «no dejemos para mañana, todo el bien que podamos hacer hoy», no pospongamos nuestra confesión o nuestra asistencia a misa para el próximo domingo o el próximo mes. Vivamos una vida de compromiso haciendo el bien a cada momento, cuidando mantenernos en gracia con Dios, trabajando duramente para construir un mundo más feliz.

Claro que no se trata de vivir pensando en el fin de los tiempos, sino de aprovechar cada momento de nuestra existencia para marcar una diferencia positiva en el presente que nos toca vivir.

Dialoga:

Señor Jesús, ayúdame a estar siempre atento a las oportunidades de hacer el bien, que la rutina y la apatía no me alejen de tu gracia, y si por alguna razón cometo alguna falta, dame la gracia de saber reconocerla y enmendarla para mantenerme en tu amor.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, que siempre esté atento para actuar»

Recalculando:

La apatía es como una enfermedad silenciosa y se disfraza de muchas maneras, así invade varios aspectos de nuestra vida casi sin darnos cuenta. Te invitamos a analizar en este momento cuáles son las cosas sociales, familiares y espirituales que has dejado de lado o has pospuesto. Quizá ir a visitar a los abuelos, o a ese familiar enfermo. Quizá reconciliarte con esa persona que te ofendió o quien ofendiste. Reconciliarte con Dios y volver a los sacramentos. Identifica qué está pendiente en tu vida y comienza a ponerte al día.

Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 24:42-51

«Por eso, estén siempre alerta, pues ustedes no saben el día en que yo, su Señor, vendré otra vez. Les aseguro que si el dueño de una casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, vigilaría la casa y no permitiría que el ladrón entrara. Del mismo modo, ustedes deben estar atentos y preparados, porque yo, el Hijo del hombre, llegaré cuando menos lo esperen.

»¿Quién es el sirviente responsable y atento? Es aquel a quien el amo deja a cargo de toda su familia, para darles de comer a su debido tiempo. ¡Qué feliz es el sirviente si su dueño lo encuentra cumpliendo sus órdenes! Les aseguro que el dueño lo pondrá a administrar todas sus posesiones. Pero supongamos que un sirviente malo piensa: “Mi amo salió de viaje y tardará mucho en volver”, y comienza a golpear a sus compañeros, y a comer y beber con borrachos. Cuando vuelva su amo, en el día y la hora en que el sirviente menos lo espere, lo castigará como se castiga a todos los que engañan a sus amos. Entonces llorará y le rechinarán de terror los dientes».

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.