Reflexiona:
«…el que obedezca los mandamientos y enseñe a otros a obedecerlos, será muy importante en el reino de Dios».
Piensa:
Recuerdo que cuando vivía en casa de mis padres, la limpieza de la casa no era mi actividad favorita, y siempre buscaba como «ahorrar esfuerzo», así que me dedicaba a limpiar las cosas más visibles: sacudía los muebles solo por arriba, barría solo las partes donde pasábamos cotidianamente, y dejaba el polvo en las orillas y debajo de los muebles, claro que a simple vista parecía limpio y sentía que «cumplía mi deber», pero no era así.
Bueno, en la vida muchas veces tenemos esa actitud, nos preocupamos por hacer cosas que son notorias, lo que llama la atención de otros, lo que nos pone bajo los reflectores; pero nos olvidamos de los detalles pequeños de todos los días: saludar, sonreír a la gente.
De eso se trata el Evangelio de hoy, Jesús nos recuerda que el valor de cada mandamiento no está en la observancia racional y estricta, sino en el bien que podamos generar a través de su cumplimiento. Los fariseos estaban «acostumbrados» a obedecer la ley, pero solo por vanidad, para sentirse con el derecho de juzgar y castigar a otros. Pero en el fondo no limpiaban a detalle, quedaba polvo acumulado en sus almas, no se preocupaban por ser buenos, sino por aparentar que eran buenos.
Hoy Jesús nos invita a hacer una reevaluación de nuestras vidas, de nuestra fidelidad y de la disposición que tenemos para ayudar a otros a seguir el camino correcto. Nos invita a interiorizar realmente sus mandamientos, no solo desde la razón, sino desde el corazón; para lograr la verdadera felicidad; solo a través de la unión con Dios a través de un corazón generoso seremos capaces de experimentar su presencia en nuestras vidas, y así poderla llevar a otros.
Dialoga:
Señor Jesús, ayúdame a encontrar la alegría en el cumplimiento de tus mandamientos; dame tu gracia para ser un servidor fiel de tu palabra y al mismo tiempo ayudar a otros a conocerte y seguirte.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a ser un fiel seguidor de tu amor»
Recalculando:
Hoy te invito a que pienses en ti mismo y en la forma en que tú actúas cuando vas a vivir conforme a los mandamientos de la ley de Dios. ¿Cuáles cosas te cuestan más? ¿Por qué a ti te cuestan, entonces enseñas a los demás a que los desobedezcan también? Busca en ti mismo este proceso que tanto te cuesta, y verás que hay muchas personas también que les cuesta vivir de acuerdo a los mandamientos. Una forma sencilla de abordarlos es empezar por pequeños pasos. Haz un pequeño cambio, que sea significativo. Enseña la importancia que generó en ti este cambio y que tal vez otros puedan aprender de tu ejemplo. Verás cuánto bien se hace a los demás.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 5:17-19
«No crean que vine a quitar la ley ni a decir que la enseñanza de los profetas ya no vale. Al contrario: vine a darles su verdadero valor. Yo les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni siquiera un punto o una coma se quitará de la ley, hasta que todo se cumpla. Por eso, si alguien no obedece uno solo de los mandatos de Dios, aun el menos importante, será la persona menos importante en el reino de Dios. Lo mismo le sucederá al que enseñe a otros a desobedecer. Pero el que obedezca los mandamientos y enseñe a otros a obedecerlos, será muy importante en el reino de Dios.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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