Reflexiona:
«Dios los ha bendecido, porque ven y escuchan mi mensaje.»
Piensa:
Cuando hacemos un viaje por carretera nos encontramos con muchos señalamientos que nos van orientando sobre las condiciones del trayecto, y preparan al conductor para estar precavido y no sufrir un percance. Pero para poder entender esas señales es necesario estar atentos, y tener el conocimiento de su significado; sino aunque veamos las señales no las podremos interpretar.
En la vida espiritual sucede algo similar, Dios nos va dando señales sobre el rumbo que debemos seguir, la forma en que debemos actuar, y aunque a veces nos parezca un poco confuso, debemos confiar en que el rumbo que nos indica es el adecuado para nosotros. Y para poder ver e interpretar estas señales es necesario que conozcamos un poco más a Jesús, que nos relacionemos más con Dios y con su forma de actuar en nuestras vidas.
Seguramente en alguna ocasión se te ha cruzado por la mente que, si hubieras vivido en tiempos de Jesús, si hubieras tenido la oportunidad de platicar con él frente a frente; entonces tendrías una percepción más clara de su Palabra. Pero la verdad es que no es así, para poder escuchar la voz de Dios lo que se necesita es un corazón dispuesto, porque si no nos pasará lo mismo que a mucha gente que vivió en tiempo de Jesús: veían y oían, pero no eran capaces de mirar el verdadero rostro de Jesús y entender su mensaje.
Hoy Jesús llama a sus discípulos «dichosos» es decir privilegiados, porque tuvieron la oportunidad de escuchar y entender su mensaje; pero también es una invitación a que cada uno de nosotros tenga una actitud más dispuesta para escucharlo y sobre todo obedecerle.
Este texto nos invita a preguntarnos: ¿Qué tan preparado estoy para interpretar las señales de Dios? ¿Estoy atento a su mensaje? ¿Qué actitudes me alejan de ser un discípulo obediente?
Dialoga:
Señor Jesús, gracias porque me has invitado a formar parte de tu obra salvadora, y me has puesto aquí y ahora para cumplir una misión; te pido que me ayudes a ser dócil a tus inspiraciones para que sepa encontrar el rumbo que tú quieres que siga.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, que mi corazón siempre te escuche»
Recalculando:
Te invito a que revises en tu vida algún obstáculo que crees que te impide ser dichoso. Jesús habla de la dicha y la bendición. Fíjate si ese obstáculo es algo que te impone el mundo o te lo impones tú. Acércate al Señor y verás que ese obstáculo se va diluyendo. Estar cerca de Jesús nos hace más dichosos.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 13:10-17
Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
—¿Por qué enseñas a la gente por medio de ejemplos?
Jesús les dijo:
«A ustedes yo les permito conocer los secretos del reino de Dios, pero no a los demás. Porque a los que saben algo acerca de los secretos del reino, se les permite saber mucho más. Pero a los que no saben mucho de los secretos del reino, Dios les hará que olviden aun lo poquito que saben. Yo enseño a la gente por medio de ejemplos; así, por más que miren, no verán nada, y por más que oigan, tampoco entenderán nada. Así se cumple en ellos lo que Dios había dicho por medio del profeta Isaías:
“Esta gente, por más que escuche, nunca entenderá; y por más que mire, nunca verá. Pues no aprende ni piensa, sino que cierra los ojos para no ver, y se tapa los oídos para no oír. Si hiciera lo contrario, entendería mi mensaje, cambiaría su manera de vivir, ¡y yo la salvaría!”
»Pero a ustedes, mis discípulos, Dios los ha bendecido, porque ven y escuchan mi mensaje. Muchos profetas y mucha gente buena hubieran querido ver lo que ustedes ven y oyen, pero no pudieron.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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