Reflexiona:
Jesús les dijo a los discípulos: «¿Todavía no comprenden? ¿Tienen la mente cerrada? Si tienen ojos, ¿cómo es que no ven? Si tienen oídos, ¿por qué no oyen?»
Piensa:
¿Alguna vez te ha pasado que estás buscando algo desesperadamente y no lo encuentras, y de pronto te das cuenta que estuvo frente a ti todo el tiempo? Algunas personas que usan lentes a veces voltean la casa para encontrar sus anteojos y después se dan cuenta que los tienen puestos.
Bueno, pues muchas veces nosotros también actuamos así, cuando se trata de las cosas de Dios. Seguimos preocupados cada día por las cosas materiales: ¿Qué voy a ponerme? ¿Qué voy a comer? ¿Cómo voy a conseguir empleo? ¿Cómo voy a resolver este o aquel problema? Todo se vuelve como en distracciones que nos impiden ver que Jesús está ahí junto a nosotros y que, si somos capaces de confiar en él y dejar todo en sus manos, entonces esos «problemas» se solucionarán.
Hoy Jesús también nos pregunta a nosotros: ¿Es que aún no entiendes? ¿Aún no te has dado cuenta de cuánto te amo? ¿No te das cuenta que las cosas que te suceden o aquellas que no ocurren son por tu bien? ¿Por qué no confías en mí para dejar tus problemas en mis manos?
El Evangelio de hoy nos invita a confiar, a voltear nuestra mirada de los obstáculos y fijarla en Jesús que con su gracia divina tiene el poder de solventar nuestras necesidades.
Dialoga:
Señor Jesús, no dejes que la duda me haga desconfiar de tu amor y tu compañía. Ayúdame a tener presente, en todo momento, que tú estás a mi lado y que nunca soltarás de mi mano. Gracias Señor, por tu amor, no permitas que me separe de tu gracia.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a confiar en tu amor»
Recalculando:
En el grupo de personas que te rodea debe haber alguien que desconfía más, o que le cuesta entablar relaciones por miedo a los demás. Acércate a esa persona, ayúdala a confiar en sí misma, en los demás y también en Dios. Dale muestras que él nunca falla, y con tu cercanía y amistad, tal vez puedas ayudar a los demás. Por lo pronto, eres tú el que va cambiando.
Texto del Evangelio de hoy: San Marcos 8:14-21
Los discípulos se habían olvidado de llevar comida, y sólo tenían un pan en la barca. Jesús les advirtió:
—Les recomiendo que se cuiden de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes Antipas.
Los discípulos comenzaron a hablar entre ellos y decían:
—Seguramente dijo eso porque no trajimos pan.
Jesús se dio cuenta de lo que hablaban y les dijo:
—¿Por qué hablan de pan? ¿Todavía no comprenden? ¿Tienen la mente cerrada? Si tienen ojos, ¿cómo es que no ven? Si tienen oídos, ¿por qué no oyen? ¿No se acuerdan de aquella vez, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres? ¿Cuántas canastas llenaron entonces con lo que sobró?
Los discípulos respondieron:
—Doce canastas.
Jesús les preguntó:
—Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenaron?
—Siete —contestaron los discípulos.
Jesús les dijo entonces:
—¿Y todavía no entienden?
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Leer más posts sobre: Lectio Divina
Gracias al apoyo fiel de nuestros socios financieros, American Bible Society ha ayudado a las personas a interactuar con el mensaje transformador de la Palabra de Dios por más de 200 años.
Ayúdanos a compartir la Palabra de Dios con los más necesitados
Haz Tu Donación AhoraSubscríbete
Quiero recibir consejos, materiales y recursos bíblicos.