Reflexiona:
«Jesús tomó los siete panes y los pescados, y dio gracias a Dios. Partió en pedazos los panes y los pescados, los entregó a sus discípulos, y ellos los repartieron a la gente.»
Piensa:
Vivimos en un mundo con tantas riquezas, que es increíble darnos cuenta de cuántas personas aún viven en la miseria. No es que no haya suficiente comida o recursos en el mundo, el problema es el egoísmo generalizado en nuestra sociedad. El evangelio de hoy nos habla de un milagro, algunos lo han interpretado como un milagro muy particular: «la generosidad». La idea es que, ante la necesidad de las personas, Jesús motiva a sus discípulos a compartir lo que tienen, que pareciera poco, pero que genera esa misma actitud en todos los demás. Y resulta que comen y hasta sobra.
Dios no es indiferente a la necesidad de los que sufren, pero la solución no vendrá en forma de lluvia de comida, la solución debe provenir de nosotros mismos, de la generosidad con nuestros hermanos necesitados, si todos compartiéramos un poco de lo que tenemos, se acabaría la pobreza.
No temas compartir lo que tienes, no te preocupes si parece ser poco, con la ayuda de Dios y la cooperación de las personas que te rodean, esos esfuerzos se multiplicarán.
Dialoga:
Señor Jesús, te doy gracias por los bienes que me has dado, porque me permites vivir una vida digna. Quiero pedirte por mis hermanos necesitados, que no pierdan la fe y que la pobreza no les haga olvidarse de ti. Y quiero pedirte por mí, para que no sea indiferente ante sus necesidades, que sepa ser testigo de tu amor y generosidad, que sepa compartir con quien lo necesita y así despertar en otros el deseo de ayudar.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, dame un corazón generoso»
Recalculando:
Hoy Jesús, nos pregunta a cada uno: «¿Cuántos panes tienes?». No existe nadie tan pobre que no pueda ayudar, todos podemos colaborar, es momento de hacer un recuento de los panes y pescados que tenemos y compartir con otros. Proponte una acción y ponla en práctica.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 15:29-37
Jesús salió de allí y llegó a la orilla del Lago de Galilea. Luego subió a un cerro y se sentó. Mucha gente llevó a Jesús personas que estaban enfermas. Entre ellas había cojos, ciegos, mancos, mudos y muchos otros enfermos. Y Jesús los sanó. La gente, asombrada de ver a todos completamente sanos, comenzó a alabar al Dios de los israelitas.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
—Siento compasión de toda esta gente. Ya han estado conmigo tres días, y no tienen comida. No quiero que se vayan sin comer, pues podrían desmayarse en el camino.
Los discípulos le dijeron:
—Pero en un lugar tan solitario como éste, ¿dónde vamos a conseguir comida para tanta gente?
Jesús les preguntó:
—¿Cuántos panes tienen?
—Siete panes y unos pescaditos —contestaron los discípulos.
Jesús le ordenó a la gente que se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes y los pescados, y dio gracias a Dios. Partió en pedazos los panes y los pescados, los entregó a sus discípulos, y ellos los repartieron a la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos. Con los pedazos que sobraron, llenaron siete canastas.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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