Reflexiona:

Jesús le dijo a Nicodemo: «Te aseguro que nosotros sabemos lo que decimos, porque lo hemos visto».

Piensa:

Uno de los elementos principales para la práctica del buceo profundo es los tanques de oxígeno que permiten a los buzos respirar mientras realizan sus actividades bajo el agua. Sin los tanques el tiempo que pueden permanecer sumergidos y la cantidad de movimiento que pueden realizar es muy limitado.

Hoy Jesús concluye el diálogo con Nicodemo, que iniciamos a reflexionar el día de ayer, y trata de cierto modo de hacerle entender que el proceso de la fe, no es solo algo intelectual. Nicodemo era una persona muy inteligente, y muy sabia, pero no logra comprender cuando Jesús le dice que debe nacer de nuevo del espíritu. Racionalmente no tiene lógica.

Muchas veces nosotros somos como Nicodemo, tratamos de «entender a Dios», de racionalizarlo y convertirlo en algo que sea comprensible para nuestra forma de pensar, pero no es posible que por nuestras propias capacidades podamos alcanzar la perfección en el mar de la vida. Necesitamos de ese tanque de oxígeno que es nuestra conexión con Dios para que se mantenga viva nuestra fe y nos permita perseverar, profundizar y llegar a nuevos niveles de comprensión del amor de Dios y el servicio a nuestros hermanos.

Esta segunda parte del diálogo con Nicodemo es una invitación para todos nosotros, un recordatorio de que a Dios no lo encontraremos por medio de la razón, sino de la fe. Solo confiando en su Hijo, aceptando su mensaje y poniendo en práctica sus enseñanzas, seremos parte de su reino.

Es momento de dejar de lado las ideas de nuestro «viejo yo», para permitir que Jesús nos transforme en personas nuevas, con una nueva forma de ver la vida y a nuestros hermanos. Tomemos nuestro tanque de oxígeno y procuremos que se mantenga lleno a través de nuestra relación con Dios y con su Palabra.

Dialoga:

Señor Jesús, tú me has dado el don de la inteligencia, pero mi intelecto está limitado por mis capacidades humanas. Por eso hoy te pido que me permitas abrir el corazón para ser capaz de renacer a una nueva vida en la que no busque entenderte, sino creerte, escucharte y obedecer tus enseñanzas. Que nunca descuide mi vida espiritual para que mi tanque de oxígeno se mantenga siempre lleno y así poder seguir avanzando hasta ti.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, que tu amor sea el oxígeno de mi fe»

Recalculando:

Hoy te propongo que para hacer un «up date» de tu ruta de vida puedas revisar tus momentos de encuentros con Jesús y entender que debes tener una conexión espiritual más allá de lo simplemente intelectual. Y si encuentras en tu ambiente de personas que te rodean a alguien que está pasando por un momento difícil, acércate, escucha a esa persona y comparte tu tiempo con el necesitado. Esto te ayudará a darte cuenta de un nuevo direccionamiento de vida.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 3: 5a, 7b-15

Jesús le respondió [a Nicodemo]: …hay que nacer de nuevo. El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así también sucede con todos los que nacen del Espíritu.

Nicodemo volvió a preguntarle:

—¿Cómo puede suceder esto?

Jesús le contestó:

—Tú eres un maestro famoso en Israel, y ¿no lo sabes?  Te aseguro que nosotros sabemos lo que decimos, porque lo hemos visto; pero ustedes no creen lo que les decimos. Si no me creen cuando les hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo me creerán si les hablo de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino solamente el que bajó de allí, es decir, yo, el Hijo del hombre.

»Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, y del mismo modo yo, el Hijo del hombre, tengo que ser levantado en alto, para que todo el que crea en mí tenga vida eterna.»

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.