Reflexiona:
Jesús hablaba con toda autoridad, y no como los maestros de la Ley.
Piensa:
Las personas tendemos a ser más receptivas cuando nos topamos con alguien que es consecuente, es decir, que habla y actúa de la misma forma. Y sea para bien o para mal.
Muchas veces nos suele sorprender cómo el líder de una pandilla logra convencer a sus seguidores para cometer actos ilícitos, pero es simple: él piensa, habla y actúa de la misma forma; y eso siempre es atractivo para quienes buscan un modelo a seguir.
El problema con la mayoría de nosotros es que nos gusta hablar sobre la verdad, pero nos encanta decir mentiras; dedicamos mucho tiempo a opinar sobre el bienestar común, pero actuamos de forma egoísta. Y esa es la razón por la que nuestros discursos jamás convencerán a quienes nos escuchan.
El evangelio de hoy es el cierre de una serie de enseñanzas que Jesús hace en torno a cómo poner en práctica la ley de Dios y seguir sus mandamientos, y lo hace recordándonos que, aunque es necesario orar, la oración sola no nos salvará; aunque es bueno leer la Biblia para conocer más de Dios, el conocimiento solo no nos salvará.
El paso inmediato después de la oración es la acción, no basta con invocar al Señor, sino que es necesario actuar conforme a su voluntad y hacernos merecedores de su gracia.
Hoy Jesús nos invita a dejar de elaborar discursos, y empezar a realizar acciones concretas, porque solo cuando comencemos a poner en práctica nuestras palabras, seremos capaces de convencer a otros para seguirnos. El mundo de hoy necesita menos opiniones y más ejemplos. ¿Estás listo para hacer el cambio, en lugar de solo hablar de él?
Dialoga:
Señor Jesús, ayúdame a tener un corazón siempre dispuesto a actuar acorde a tu voluntad, que no me conforme con orar por lo demás, sino que sepa hacer cosas concretas para ayudarles. Que ante las adversidades y problemas del mundo no me quede esperando a que alguien haga algo, sino que tenga el valor de ser yo el primero en ayudar.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, que mis manos siempre estén listas para actuar»
Recalculando:
Para redireccionar tu vida en forma cristiana, te invito a que pienses en alguna frase que sueles repetir en público y cómo esa idea puedes llevarla a la práctica. Por ejemplo, si te quejas del tráfico desordenado, hoy vas a llevar orden al conducir y no vas a criticar al que conduce fuera de las leyes de tráfico. Tu ejemplo será el que enseñe. Lo mismo si tú te quejas de que hay corrupción, debes llevar una vida acorde y mantener una gran transparencia con el uso de los bienes que te confió. Verás que la congruencia te llevará a un estado de paz que no se puede describir, pero hará un gran bien a ti y a los que te rodean.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 7:21-29
«No todos los que dicen que yo soy su Señor y dueño entrarán en el reino de Dios. Eso no es suficiente; antes que nada deben obedecer los mandamientos de mi Padre, que está en el cielo. Cuando llegue el día en que Dios juzgará a todo el mundo, muchos me dirán: “Señor y dueño nuestro, nosotros anunciamos de parte tuya el mensaje a otros. Y también usamos tu nombre para echar fuera demonios y para hacer milagros”. Pero yo les diré: ¡Apártense de mí, gente malvada! ¡Yo no tengo nada que ver con ustedes!
»El que escucha lo que yo enseño y hace lo que yo digo, es como una persona precavida que construyó su casa sobre piedra firme. Vino la lluvia, y el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Pero la casa no se cayó, porque estaba construida sobre piedra firme.
»Pero el que escucha lo que yo enseño y no hace lo que yo digo es como una persona tonta que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, y el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Y la casa se cayó y quedó totalmente destruida.»
Cuando Jesús terminó de hablar, todos los que escuchaban quedaron admirados de sus enseñanzas, porque Jesús hablaba con toda autoridad, y no como los maestros de la Ley.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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