Reflexiona:
«Cuando entren en esa casa, saluden ofreciendo la paz a todos los que vivan en ella. Si merecen la paz, la tendrán.»
Piensa:
Hoy observamos como yoga, mandalas, meditación, técnicas de relajación… están de moda. Son esas técnicas y ejercicios para lograr la paz interior. En la actualidad recibimos bombardeo de noticias negativas, los medios digitales, periódicos, los murmullos de la calle; pareciera que todos hablan de cosas negativas; y a veces nos sentimos tan saturados que queremos un escape, un respiro para estar tranquilos y en paz. Esos mensajes de encuentro de paz parecieran un refugio.
Cada día son más los spas y centros de meditación que ofrecen ayudarnos con nuestro propósito de encontrar la paz, el problema con sus técnicas es que se basan en el individualismo, su principal requisito es aislarse del mundo. Por eso Jesús hoy nos recuerda que para construir la paz debemos ir al encuentro de otros, ser promotores y constructores de la paz. No basta con desear la paz, es necesario que pongamos de nuestra parte para hacerla realidad.
Todos tenemos nuestras opiniones y teorías sobre la situación del mundo actual, pero no conseguiremos nada solo hablando de las soluciones, es necesario que atendamos al llamado que Dios nos hace para ser discípulos suyos, que salgamos al encuentro de nuestros hermanos y practiquemos la humildad y el servicio. Solo de ese modo estaremos cambiando nuestra realidad y la de la gente que nos rodea.
Hoy el llamado es para cada uno de nosotros, para convertirnos en misioneros en nuestro hogar, nuestra colonia, nuestra comunidad; que ahí donde estemos demos un buen testimonio del amor de Dios.
Pregúntate ¿soy un reflejo del amor de Dios para mis hermanos? ¿Es mi testimonio un ejemplo para que otros se sientan inspirados a vivir una vida de servicio? ¿Cuáles son las actitudes egoístas que pueden estarme separando de mi misión?
Dialoga:
Dame tu paz Señor, que sepa recibirla en mi corazón y hacerle un hogar en mi alma, para que pueda llevarla a otros con mi testimonio y servicio. Dame el valor para atender a tu llamado y convertirme en un misionero de tu amor, ahí donde más se necesita.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, hazme un mensajero de paz»
Recalculando:
Pensando en el redireccionamiento de tu vida, podrías hacer un esfuerzo de reenviar a tus contactos esta reflexión de paz, desde el Evangelio. También entre tus contactos ponerte al servicio por si alguien necesita de ti. Y estoy seguro de que puedes o visitar o al menos llamar por teléfono a una persona que por motivos diversos está perdiendo la paz. Anima en nombre del Señor a esta persona, invierte tu tiempo en la paz. Verás que la paz llega a ti también.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 10:7-15
«Cuando vayan, anuncien este mensaje: “Ya está por llegar el reino de Dios”.
»Sanen también a los enfermos. Devuélvanles la vida a los muertos. Sanen a los leprosos, y libren de los demonios a la gente. ¡No cobren nada por hacerlo, pues el poder que Dios les ha dado a ustedes tampoco les costó nada!
»Y no lleven dinero ni provisiones para el camino. Tampoco lleven bastón ni otro par de zapatos, ni otra muda de ropa. Porque todo el que trabaja tiene derecho a ser alimentado.
»Cuando lleguen a un pueblo o a una ciudad, busquen a alguien que merezca su confianza, y quédense a vivir en su casa hasta que se vayan del lugar. Cuando entren en esa casa, saluden ofreciendo la paz a todos los que vivan en ella. Si merecen la paz, la tendrán. Si no la merecen, no la tendrán.
»Si en alguna casa o pueblo se niegan a recibirlos o escucharlos, salgan de ese lugar y sacúdanse el polvo de los pies en señal de rechazo. Les aseguro que, en el día del juicio final, ese pueblo será más castigado que las ciudades de Sodoma y Gomorra.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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