Contribuciones: Palabra del día ¿Qué es lo que Dios espera de mí? 1 de June de 2018 Ricardo Grzona
Contribuciones: Palabra del día
Contribuciones: Palabra del día ¿Qué es lo que Dios espera de mí? 1 de June de 2018 Ricardo Grzona
Blog de la Biblia


Reflexiona:

«“Mi casa será llamada ‘Casa de oración para todos los pueblos’.” Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones.»

Piensa:

Hoy el evangelio nos muestra una escena que muchas veces es utilizada para criticar a la Iglesia. Jesús se enoja con los mercaderes y las personas que compraban en el templo sus ofrendas. Pero ¿Acaso no era algo legal? ¿Estaban incurriendo en alguna falta a la ley? La respuesta es no. No estaban haciendo nada ilegal; pero la razón del enojo no está en el comercio como tal, sino en las implicaciones que tenía para la vida espiritual del pueblo.

Para muchos ir al templo era como un desfile para presumir sus grandes contribuciones, como si estuvieran comprando su salvación; y dejaban de darle valor a la oración. El otro problema eran los mercaderes que fungían como un filtro para las personas que no tenían recursos y querían ir al templo a orar. Muchas personas se alejaban del templo por no poder comprar sus ofrendas.

Hoy no estamos tan lejos de esa realidad, cuantas veces no escuchamos a personas decir: «no he bautizado a mis hijos o no me he casado porque no tengo dinero», en muchas iglesias sigue siendo un requisito ineludible la «cuota voluntaria», por servicios religiosos. Pero también existen muchas personas que creen que al dar esa cuota han cumplido, y le restan la importancia al servicio como tal.

Entonces, ¿es malo dar contribuciones a la iglesia? No, de ninguna manera; el texto de hoy es una invitación para no alejarnos de la iglesia por los escándalos de otros, y no ser un obstáculo para los demás. Y también es un recordatorio de que la mejor ofrenda, y la única, que Dios espera es un corazón arrepentido y dispuesto a cumplir su voluntad.

Dialoga:

Señor Jesús, cuantas veces me he alejado de ti por perder centrarme en juzgar a los demás y olvidarme de escucharte. Hoy te pido que me ayudes a superar los prejuicios para saber verte en cada uno de mis hermanos. Que me esfuerce cada día por ser un ejemplo para otros y no una piedra de tropiezo.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a darle valor a lo importante»

Recalculando:

Hoy sería bueno que analices también si de alguna manera tú contribuyes al servicio y mantenimiento de las obras religiosas a través de tu iglesia. Si estás conforme con la transmisión de los valores religiosos, también debes ser responsable en mantener este legado.

Texto del Evangelio de hoy: San Marcos 11:11-26

Cuando Jesús entró en Jerusalén, fue al templo y se puso a ver cómo estaba todo. Pero como ya era tarde, se fue con sus discípulos al pueblo de Betania.

Al día siguiente, Jesús y sus discípulos salieron de Betania. En el camino, Jesús tuvo hambre. A lo lejos vio una higuera que tenía hojas pero, cuando se acercó, no encontró ningún higo para comer. El árbol sólo tenía hojas, porque todavía no era época de higos. Entonces Jesús le dijo al árbol: «¡Que nadie vuelva a comer de tus higos!» Y sus discípulos lo oyeron.

Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y empezó a sacar de allí a los que estaban vendiendo y comprando. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del templo, y también derribó los cajones de los que vendían palomas. Y Jesús no dejaba que nadie anduviera por el templo llevando cosas. Luego se puso a enseñar a la gente y le dijo: «Dios dice en la Biblia: “Mi casa será llamada ‘Casa de oración para todos los pueblos’.” Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones.»

Cuando los sacerdotes principales y los maestros de la Ley escucharon a Jesús, empezaron a buscar la forma de matarlo. Y es que le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada por lo que enseñaba.

Al llegar la noche, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad.

A la mañana siguiente, Jesús y sus discípulos pasaron junto a la higuera, y vieron que se había secado hasta la raíz.

Pedro recordó lo que había pasado el día anterior, y le dijo a Jesús:

—Maestro, ¡mira! El árbol que maldijiste está seco.

Jesús les dijo:

—Confíen en Dios. Les aseguro que, si tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y échate en el mar”, así sucedería. Sólo deben creer que ya está hecho lo que han pedido.

»Cuando oren, perdonen todo lo malo que otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre que está en el cielo, les perdonará a ustedes todos sus pecados.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.

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Ricardo Grzona
Ricardo Grzona

Hermano Ricardo es argentino, y radica actualmente en Miami, Florida. Es experto en Lectio Divina y presidente ejecutivo de la Fundación Ramón Pané, que trabaja en la «Nueva Evangelización» por los diversos medios de tecnología. Junto con un pequeño grupo de jóvenes entre 25 y 32 años de edad, Ricardo prepara las aportaciones diarias para el Lectio Divina.

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