Reflexiona:
«El dueño envió un sirviente, y a ése lo mataron. Después envió a muchos otros sirvientes; a unos los golpearon y a otros los mataron.»
Piensa:
Para muchas personas es incomprensible cómo se pueden desarrollar algunas profesiones como bomberos, salvavidas, rescatistas… en las que se pone en riesgo la propia seguridad para ayudar a otros. Podríamos pensar que esas personas no tienen miedo, pero no es así, de hecho, un bombero comentaba que «el miedo es lo que lo mantiene vivo, en situaciones de peligro». En la vida lo importante no es no tener miedo sino aprender a actuar a pesar de él, es decir, no dejar que el miedo nos domine y nos congele.
¿Imaginas lo que iban pensando los sirvientes de aquel señor de los que habla el Evangelio de hoy, mientras iban a ver a los arrendatarios de la viña? Ya habían golpeado y matado a otros, pero aun así fueron a cumplir con el deber que les habían encomendado.
No es sencillo ser cristiano en el siglo XXI, de hecho, nunca ha sido sencillo. Quizá ya no existe tanto riesgo de perder la vida, pero nos enfrentamos a nuevos retos que hay que superar; el miedo a la crítica, la burla y el fracaso muchas veces pueden llegar a impedir que cumplamos con nuestra misión como discípulos de Cristo.
Por eso es interesante destacar el papel de los mensajeros en el Evangelio de hoy; son un recordatorio de que debemos actuar y ser fieles, aun cuando las cosas no parezcan muy fáciles. Así como ellos, nosotros también somos enviados al mundo a ser mensajeros del bien, y quizá seamos rechazados por decir las cosas que otros no quieren escuchar, pero debemos ser valientes y seguir adelante. Como el bombero que corre hacia el edificio en llamas para cumplir con su deber y salvar vidas.
Y tú, ¿qué harías si no tuvieras miedo? ¿Qué cosas has dejado de hacer por miedo? ¿A qué te invita el Evangelio de hoy?
Dialoga:
Señor Jesús, muchas veces he dejado que el miedo me aleje de mis deberes de cristiano y no he sabido ser fiel en las situaciones difíciles; por eso hoy te pido que me ayudes a superar mis temores y confiar en tu amor para mantenerme firme y ser un discípulo atento y servicial todos los días de mi vida.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a superar el miedo»
Recalculando:
Seguramente tú conoces a alguna persona que tenga miedo por algún tema: miedo por la salud, miedo por un viaje, miedo por ser deportado, miedo por su situación religiosa, legal o por el fanatismo de otras personas. Te proponemos que identifiques a esa persona y de alguna manera le hagas sentir tu compañía. De esta forma estarás cerca del proyecto del Señor.
Texto del Evangelio de hoy: San Marcos 12:1-12
Jesús comenzó por ponerles el siguiente ejemplo:
«Un hombre sembró una viña y construyó un cerco alrededor de ella. También preparó un lugar para hacer vino con las uvas que cosechara, y construyó una torre para vigilar el terreno. Luego, alquiló la viña a unos hombres y se fue de viaje.
»Cuando llegó el tiempo de la cosecha, el dueño de la viña envió a un sirviente para pedir la parte de la cosecha que le correspondía. Pero los que alquilaron la viña golpearon al sirviente y lo enviaron con las manos vacías.
»El dueño volvió a enviar a otro sirviente, pero los hombres lo insultaron y lo golpearon en la cabeza.
»Envió luego a un tercer sirviente, y a ése lo mataron. Después envió a muchos otros sirvientes; a unos los golpearon y a otros los mataron.
»Sólo le quedaba su hijo, a quien amaba mucho. Finalmente decidió enviarlo, pues pensó: “A mi hijo sí lo respetarán”.
»Pero los hombres que alquilaron la viña se dijeron unos a otros: “Este muchacho es el que heredará la viña cuando el dueño muera. Vamos a matarlo; así nos quedaremos con todo.”
»Entonces los hombres agarraron al muchacho, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera del terreno.
»¿Qué piensan ustedes que hará el dueño de la viña? Yo se lo voy a decir: irá a la viña, matará a esos hombres, y luego dará la viña a otras personas.
»¿No recuerdan lo que dice la Biblia?:
“La piedra que rechazaron
los constructores del templo
es ahora la piedra principal.
Esto nos deja maravillados,
pues Dios es quien lo hizo.”»
Los sacerdotes principales, los maestros de la Ley y los líderes del país se dieron cuenta de que Jesús había hecho esa comparación para hablar de ellos, y quisieron arrestarlo. Pero no se atrevieron a hacerlo porque tenían miedo de la gente. Entonces lo dejaron y se fueron.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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