Reflexiona:
«No todos los que dicen que yo soy su Señor y dueño entrarán en el reino de Dios. Eso no es suficiente.»
Piensa:
Vivimos en un mundo muy dado a «hablar sobre el bien», en el que se «hacen proyectos de ayuda», pero que lamentablemente nunca se llevan a la práctica. No nos dejemos engañar por esa falsa bondad. No basta con hacer «hashtags» en redes sociales para «protestar por las injusticias». Es necesario poner manos a la obra y hacer algo por remediarlas. Porque el mundo no cambiará por lo que publiques en tus redes sociales, sino por las obras que realices y por las acciones que emprendas para hacer que los cambios sucedan.
Es bueno hacer planes, porque nos ayudan a organizar los esfuerzos; es válido hacer convocatorias por redes sociales, porque nos ayudan a juntar voluntades; pero es mucho más importante realizar acciones en la vida real.
No dejemos pasar la oportunidad de hacer algo concreto por los demás. No importa lo pequeño que pueda ser, lo importante es no quedarnos solo con el discurso, sino poner manos a la obra.
Dialoga:
Señor Jesús, ayúdame a ser valiente y a dar el «sí» ante cada oportunidad que me presentas para hacer el bien. Permíteme ser valiente para que salga cada día a hacer una diferencia. Dame la sabiduría para encontrar siempre la forma de ayudar, y a encontrar el equilibrio entre la oración y la acción.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, que sepa llevar mi oración a la acción»
Recalculando:
Hoy te invitamos a buscar el equilibrio entre oración y acción, hablar y hacer, enseñar y practicar. ¿Qué es lo que debe mejorar en nuestra comunidad, para que sea roca, casa segura y acogedora para todos? ¿Qué acciones concretas puedes realizar desde tus posibilidades para que las cosas sucedan?
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 7:21-27
«No todos los que dicen que yo soy su Señor y dueño entrarán en el reino de Dios. Eso no es suficiente; antes que nada deben obedecer los mandamientos de mi Padre, que está en el cielo. Cuando llegue el día en que Dios juzgará a todo el mundo, muchos me dirán: “Señor y dueño nuestro, nosotros anunciamos de parte tuya el mensaje a otros. Y también usamos tu nombre para echar fuera demonios y para hacer milagros”. Pero yo les diré: ¡Apártense de mí, gente malvada! ¡Yo no tengo nada que ver con ustedes!
»El que escucha lo que yo enseño y hace lo que yo digo, es como una persona precavida que construyó su casa sobre piedra firme. Vino la lluvia, y el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Pero la casa no se cayó, porque estaba construida sobre piedra firme.
»Pero el que escucha lo que yo enseño y no hace lo que yo digo es como una persona tonta que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, y el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Y la casa se cayó y quedó totalmente destruida.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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