Reflexiona:

Jesús dijo: «Si los miembros de una familia se pelean unos contra otros, la familia también acabará por destruirse».

Piensa:

Es común que escuchemos con más frecuencia que familias enteras se destruyen y todos los miembros terminan muy mal. Muchos jóvenes hoy en día viven en situación de riesgo familiar, o viven solos, o viven peleados con otros miembros de su familia. Puedes detenerte un momento para pensar en la manera en que vives tu relación con tus seres cercanos, los que consideras tu familia. Ya sea que vivas con tus padres, hermanos o familiares o con quienes tú mantienes hoy una relación. Es importante partir de tu propia experiencia.

Aun cuando el texto del Evangelio de hoy Jesús habla de otro tema, pone este ejemplo de la familia que se pelea y que termina por destruirse. ¿Hasta qué punto en tu vida hay cosas por resolver con tus seres queridos? Si tuvieras que hacer un análisis del porqué hay peleas…, ¿qué encuentras…? En muchas ocasiones está el tema del manejo de los bienes materiales y cómo actuamos en formas egoístas y no compartimos. En otras ocasiones está un abuso del poder y otras una libertad mal entendida. El tema es que en muchas de las familias y comunidades hay problemas.

Hoy Jesús nos invita de una manera nueva a repensar en la forma en que podemos evitar estos conflictos con nuestro núcleo familiar. Por eso es buena una reflexión seria para estar prevenidos y evitar antes que sucedan estas cosas.

Dialoga:

Señor Jesús, hoy me presento ante ti para agradecerte el don de la vida. Mis padres decidieron que yo pudiera nacer y un grupo familiar me cuidó y yo crecí en medio de ellos. Estoy presentándome ante tu presencia para pedirte que me ayudes a no ser una fuente de conflictos ni peleas. Tú conoces que a veces soy orgulloso y quiero que mis ideas se cumplan y que a veces pierdo la paciencia. Hoy te pido por aquellas personas que me rodean y me cuidan, para que yo las respete y las ame, buscando siempre la paz como bien supremo para mis seres queridos.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, que sea siempre instrumento de tu paz»

Recalculando:

Hoy vamos a buscar en nuestra historia cercana algún familiar o persona cercana con la que nos hayamos ofendido. Como un acto de verdadero cambio tuyo, de quien quiere recalcular su vida con el Evangelio, vas a acercarte a esta persona y vas a ofrecerle tus disculpas y reabrir un diálogo que estaba cerrado. Y puedes decirle que esto lo haces, porque en contacto con Jesús, él te pide la reconciliación. De esta manera también estás dando testimonio de tu conversión diaria.

Texto del Evangelio de hoy: San Marcos 3:20-30

Después de esto, Jesús regresó a la casa. Y era tanta la gente que volvió a reunirse, que ni él ni sus discípulos podían siquiera comer. Cuando los familiares de Jesús supieron lo que hacía, fueron para llevárselo, porque decían que se había vuelto loco.

Pero los maestros de la Ley que habían llegado de Jerusalén decían: «Este hombre tiene a Beelzebú, el jefe de los demonios. Sólo por el poder que Beelzebú le da, puede expulsarlos.»

Entonces Jesús los llamó y les puso este ejemplo:

«¿Cómo puede Satanás expulsarse a sí mismo? Si los habitantes de un país se pelean entre sí, el país acaba por destruirse. Si los miembros de una familia se pelean unos contra otros, la familia también acabará por destruirse. Y si Satanás lucha contra sí mismo, acabará con su propio reino.

»Si alguien quiere robar todo lo que hay en la casa de un hombre fuerte, primero tiene que atar a ese hombre.

»Les aseguro que Dios le perdonará a la gente cualquier pecado que haga, y todo lo malo que diga; pero jamás perdonará a quien hable en contra del Espíritu Santo. ¡Eso nunca le será perdonado!»

Jesús dijo esto porque los maestros de la Ley pensaban que él tenía un espíritu malo.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.