Reflexiona:

Jesús dijo: «Ya hace mucho tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces?».

Piensa:

En una ocasión platicaba con un amigo por celular mientras caminaba por el supermercado. La charla se extendió y en un momento me toqué los bolsillos y le dije: «en un momento te llamo, creo que perdí mi celular», al colgar tardé un par de segundos en reaccionar de lo que acababa de decir y no podía parar de reír. Obviamente tenía el celular en la mano, pero iba tan distraído entre la plática y viendo los productos de la despensa, que mi cerebro no se percató de eso.

Esta anécdota me viene a la mente al leer el Evangelio de hoy. Los discípulos han convivido con Jesús, él les ha dicho en repetidas ocasiones «el Padre y yo somos uno», pero ellos siguen sin darse cuenta, pareciera que están como distraídos y no se dan cuenta de lo que están haciendo y las cosas que viven cada día a su lado.

Y eso mismo nos puede pasar a nosotros. Hoy Jesús también nos interpela: «¿Después de tanto tiempo sigues sin conocerme? ¿Aún no confías en mi palabra, en mis acciones, en mis obras?».

Quizá algunos de los que leen en estas líneas se esmeren por asistir a misa y participar de los sacramentos, quizá somos voluntarios en alguna obra de caridad, pero ¿realmente conocemos a Jesús? ¿O vamos caminando a su lado sin darnos cuenta de lo que hacemos, sin profundizar en nuestra relación con él?

El Evangelio de hoy es una invitación a hacer ese acto de autoevaluación de nuestra vida espiritual, y no quedarnos sólo en saber cómo es, sino esforcémonos por mejorar cada día y no caer en la rutina de las actividades religiosas.

Dialoga:

Señor Jesús, Tú eres el camino que nos conduce al Padre, la verdad que nos revela su rostro y la vida que nos ofrece para ser felices. Hoy quiero pedirte, como Felipe, que me ayudes a conocerte mejor, para saber encontrarte a cada paso de mi vida, y a reconocer al Padre en tu presencia.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, muéstrame al Padre»

Recalculando:

Hoy te invito a que recalcules la dirección de tu vida y pienses en las cosas que te distraen de lo importante. Es mejor que elijas una de esas distracciones y te propongas concentrarte, enfocarte en lo que es mejor para ti. También ayuda a otros que tal vez van desorientados en la vida. Esto te servirá a ti para forjar tu carácter servicial.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 14:6-14

Jesús le respondió:

—Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre. Si ustedes me conocen a mí, también conocerán a mi Padre. Y desde ahora lo conocen, porque lo están viendo.

Entonces Felipe le dijo:

—Señor, déjanos ver al Padre. Eso es todo lo que necesitamos.

Jesús le contestó:

—Felipe, ya hace mucho tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, también ha visto al Padre. ¿Por qué me dices “Déjanos ver al Padre”? ¿No crees que yo y el Padre somos uno?

Y a los discípulos les dijo:

—Lo que les he dicho, no lo dije por mi propia cuenta. Yo sólo hago lo que el Padre quiere que haga. Él hace sus propias obras por medio de mí. Créanme cuando les digo que mi Padre y yo somos uno solo. Y si no, al menos crean en mí por lo que hago. Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a donde está mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho. Yo haré todo lo que ustedes me pidan. De ese modo haré que la gente vea, a través de mí, el poder que tiene Dios el Padre. Yo haré todo lo que ustedes me pidan.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ®  © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.