Reflexiona:
Jesús dijo: «Juan el Bautista ayunaba, y ustedes decían que dentro de él había un demonio. Luego vine yo, que como y bebo, y ustedes dicen que soy un glotón y un borracho».
Piensa:
Todos los días nos topamos con situaciones en las que parece que no hay forma de salir bien librados. Si te esmeras en arreglarte, eres presuntuoso; pero si no cuidas tu imagen, entonces eres descuidado. Si una persona come sano es «una traumada», si come chatarra entonces es un glotón. Esta doble moral de juzgar a las personas nos sume en una continua batalla por ver quién tiene la razón.
En la vida espiritual nos puede suceder lo mismo, el radicalismo nos hace creer que tenemos la verdad absoluta y eso nos aparta de la voluntad de Dios, porque nos impide trabajar en comunidad. A veces criticamos a quienes realizan ciertas acciones porque consideramos que no lo hacen bien, pero no contribuimos para mejorar las cosas.
Hoy Jesús nos invita a saber reconocer en el otro a un hermano, a dejarnos sorprender por la grandeza del amor de Dios, que a todos nos llama y a todos nos tiene una tarea. Abramos los ojos del alma para no fijarnos en los defectos de otros, para dejar de buscar el «pero», y encontrar la forma de contribuir todos juntos a construir un mundo mejor.
Dialoga:
Señor Jesús, dame la gracia de la humildad para que sepa reconocer mis fallas y no creer que soy perfecto. Ayúdame a encontrar siempre la forma de construir puentes con mis hermanos para caminar todos juntos hacia ti.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Gracias Señor, por todo cuanto me das»
Recalculando:
Hoy te invitamos a identificar esos grupos o personas de los que te has alejado por que sientes que piensan diferente. ¿Qué obras positivas podrían construir si se deja de lado las diferencias? ¿Qué cosas puedo aprender que me hagan crecer como ser humano? ¿Qué cambio estás dispuesto a hacer para poder reconstruir esas relaciones?
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 11:16-19
«Ustedes, los que viven en esta época, son como los niños que se sientan a jugar en las plazas y les gritan a otros niños:
“Tocamos la flauta, pero ustedes no bailaron. Cantamos canciones tristes, pero ustedes no lloraron.”
»Porque Juan el Bautista ayunaba, y ustedes decían que dentro de él había un demonio. Luego vine yo, el Hijo del hombre, que como y bebo, y ustedes dicen que soy un glotón y un borracho, que soy amigo de gente de mala fama y de los que no obedecen a Dios. Pero recuerden que la sabiduría de Dios se prueba por sus resultados.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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