Reflexiona:

Jesús dijo: «Ustedes estarán tristes, pero luego se llenarán de alegría».

Piensa:

Si tienen la oportunidad de dialogar con mujeres que tienen hijos, y les preguntan sobre el embarazo y el parto, todas coinciden que no son cosas fáciles «per se», es decir: los malestares, el cansancio, los calambres, los dolores, el parto, la recuperación posparto… claro que se sufre, son y en muchos casos, algunas de ellas arriesgan la vida. Pero también todas te dirán después del parto, que vale la pena, y que en los primeros segundos al oír el llanto de su bebé y cuando lo toman en sus brazos, es como si todo ese dolor dejara de importarles y les invade la alegría más grande de sus vidas.

Así es la vida espiritual, eso es lo que Jesús les advierte a sus discípulos en el Evangelio de hoy, está preparándolos para lo que viene, ellos se ponen nerviosos, no comprenden como el dolor se puede convertir en alegría. Y esa advertencia es también para nosotros, no debemos creer que la vida espiritual es sencilla, hemos pasado y pasaremos momentos de profunda tristeza, de dolor y desesperación, pero no debemos perder la fe, debemos mantenernos firmes y confiar en que al pasar la oscuridad la luz triunfará.

Hoy Jesús nos recuerda que no importa cuan terrible parezca una situación, no importa que parezca que el mundo nos ha vencido, que se burlen de nosotros por esperar en un Dios que nadie ve; nosotros debemos seguir fieles, perseverar; porque, cuando pase la tempestad la alegría nos invadirá, y no es la alegría vana que nos ofrece el mundo, sino la alegría perfecta que viene de la gracia de Dios.

Así que ¡ánimo! No desesperes, toda la tristeza que puedas tener en este momento o el dolor que estés sufriendo pasará, y al final verás que todo cuanto sucede tiene un propósito en tu vida. Solo confía.

Dialoga:

Señor Jesús, hoy quiero pedirte que me ayudes a confiar, tú sabes las dificultades por las que estoy atravesando y lo complicado que es ver la luz en medio de mi tristeza. Ayúdame a mantenerme firme, que no me separe de ti ni pierda la fe, dame el coraje para seguir adelante a pesar de las tristezas, para poder alcanzar el consuelo de tu amor.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a superar la tristeza»

Recalculando:

Para reorientar la vida cristiana, te invito hoy a pensar en algún momento difícil que tuviste en tu vida y cómo lo superaste. Ahora, con mucha calma preséntate ante el Señor con las cosas que te angustian y en oración pídele que él tome una de esas cosas que tú deseas que él arregle. Posiblemente a su manera. Pero confía. Esta es la clave: confiar. Ahora para asegurarte que estás por buen camino, haz una obra de misericordia real con alguna persona que lo necesite y así verás que cuando tú ayudas, en una cadena de favores, también recibirás ayuda.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 16:20-23

«Les aseguro que ustedes se pondrán muy tristes y llorarán; en cambio, la gente que sólo piensa en las cosas del mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero luego se llenarán de alegría.

»Cuando una mujer embarazada está dando a luz, sufre en ese momento. Pero una vez que nace el bebé, la madre olvida todo el sufrimiento, y se alegra porque ha traído un niño al mundo. Del mismo modo, ahora ustedes están tristes, pero yo volveré a verlos, y se pondrán tan felices que ya nadie les quitará esa alegría.

»Cuando venga ese día, ustedes ya no me preguntarán nada. Les aseguro que, por ser mis discípulos, mi Padre les dará todo lo que pidan.»

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.