Reflexiona:

Jesús dijo: «Yo no he venido por mi propia cuenta. He sido enviado por alguien en quien se puede confiar, y a quien ustedes no conocen».

Piensa:

Vivimos en una sociedad donde es muy común escuchar la frase: «ocúpate de tus asuntos», pareciera que todos preferimos irnos por «el camino fácil» para evitar problemas, callarnos, hacernos de la vista gorda, no denunciar. Y entonces cuando surge una persona o un grupo que señala lo que está mal, se convierten en los incómodos de la historia, como si ser honesto fuera algo negativo.

En el texto de hoy se nos narra como Jesús se había convertido en ese «vecino incómodo», porque iba por ahí hablando sobre salvación para todos, sin pagar tributos, sin tener que hacer ofrendas al templo, sin tener que hacer nada más que aceptar a Dios en sus vidas, amar al prójimo.

Nuestra sociedad sigue sufriendo del mismo mal, nos hemos acostumbrado a vivir en la penumbra a movernos entre las sombras para pasar desapercibidos, no queremos que nos señalen, y tratamos de callar las voces que nos dicen que esa no es la forma correcta de vivir. Pero hoy Jesús nos invita a ser valientes a no dejarnos intimidar por los murmullos sino a alzar la voz y gritar aún más fuerte, porque el mensaje de la verdad no debe nunca avergonzarnos.

¿Estás listo? ¿Estás dispuesto a alzar la voz? ¿Ir contra corriente, a pesar de que todos a tu alrededor quieran silenciarte?

Sí, habrá que pagar un precio. Quizá no nos persigan físicamente o nos asesinen; pero sin duda alguna seremos el blanco de la crítica, pero no temas ser valiente y defender lo que es justo y correcto. Es Jesús, es Dios quien está de tu lado, no importa que el mundo te dé la espalda. ¡Ánimo!

Dialoga:

Señor Jesús, hoy me doy cuenta de que vivir una vida honrada no es suficiente para ser un buen discípulo. Es necesario hacer las cosas correctas y señalar las que están incorrectas. Dame la valentía para imitarte y ante las críticas y las amenazas levantar la voz y no dejar que el miedo silencie mi voz.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, dame el valor para imitarte»

Recalculando:

Seguramente tú conoces en tu ambiente una situación que no está bien, pero que nadie dice nada. Tú, imitando a los demás tampoco dices nada. Pero hoy te invitamos a que, con la dulzura del Evangelio, puedas decir las cosas que tú ves que no están bien. Recuerda que una obra de misericordia es corregir al que comete algún error. No se trata de acusar, sino de corregir a esa persona que por ejemplo deja la basura fuera de lugar, o que estaciona su automóvil en un lugar que no corresponde. Tantas obras de civilización que podrían hacernos mejores y debemos de corregir, en nosotros y en los demás.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 7:1-2, 10, 25-30

Tiempo después, Jesús recorrió la región de Galilea. No quería ir a Judea porque los jefes judíos lo buscaban para matarlo. Como se acercaban los días de la fiesta judía de las enramadas … Después de que se fueron sus hermanos, Jesús fue en secreto a la fiesta, sin decírselo a nadie.
Algunos de los que vivían en Jerusalén empezaron a preguntar:
«¿No es éste al que andan buscando para matarlo? Pues ahí está, hablando con la gente; ¡y nadie le dice nada! ¿No será que nuestros gobernantes creen de verdad que él es el Mesías? Pero ¡no puede ser! Porque, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene; en cambio, nosotros sabemos de dónde viene este hombre.»
Jesús estaba enseñando en el templo, y dijo con voz fuerte:
«En realidad, ustedes no saben quién soy yo, ni de dónde vengo. Yo no he venido por mi propia cuenta. He sido enviado por alguien en quien se puede confiar, y a quien ustedes no conocen. Yo sí lo conozco, pues vengo de él, y él es quien me envió.»
Algunos hombres de Jerusalén quisieron arrestar a Jesús, pero no pudieron, pues todavía no había llegado el momento de que todos supieran quién era.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.