Reflexiona:

«…ustedes me buscarán, pero morirán sin que Dios les haya perdonado sus pecados. A donde yo voy, ustedes no pueden ir.»

Piensa:

¿Alguna vez has tenido la oportunidad de platicar con el fan de algún cantante o artista? La gran mayoría no le conocen, leen todo acerca de ellos: lo que dicen que les gusta, lo que opinan en redes sociales, lo que comen, y llegan a sentir tal conexión que sienten como si en verdad supieran como es. Pero la realidad es muy diferente, en su vida diaria son personas distintas de las que los medios dicen, y sucede muchas veces que esos fans cuando tienen la oportunidad real de convivir con sus ídolos, en cierto modo los desconocen, cambian su percepción y puede ser para bien o para mal.

Los judíos tenían ese problema. Habían pasado cientos de año escuchando sobre como Dios los eligió, sobre la promesa del Mesías, y se habían hecho una idea de cómo debía lucir, cómo debía hablar, incluso dónde debería vivir. Cuando Jesús se les presenta, entonces algunos se desilusionan, no le reconocen ni le aceptan; otros se van convenciendo y creen en él.

Hoy nosotros también somos como fans de Jesús, hemos escuchado tanto de él que a veces lo estereotipamos de acuerdo a nuestros criterios humanos. Queremos convertirlo en lo que nosotros queremos, en lugar de estar atentos para descubrir lo que él nos quiere revelar. Muchos se desilusionan de Jesús porque no encaja en su estilo de vida, porque va en contra de sus gustos; otros con un poco de recelo le seguimos, pero nos mantenemos al margen.

Hoy el Evangelio nos invita a abrir el corazón para dejar que Jesús nos muestre su gloria, nos llama para creer en él, para escucharle y seguirle sinceramente. ¿Estas listo?

Dialoga:

Señor Jesús, todos los días sigues llamándome y dándome señales de tu poder y divinidad, y muchas veces yo me mantengo escéptico y no me animo a seguirte. Quiero pedirte que me ayudes a abrir los ojos del alma para saber reconocerte y no tener miedo de seguirte.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a seguirte»

Recalculando:

Busca en tu interior, cuál es tu imagen de Jesús. Ahora trata de leer el Evangelio y hacerte una imagen más cercana de lo que él mismo propone. Pero para asegurarte, debes transmitir esa imagen lo más pura posible a alguna persona que seguramente está necesitando de conocer de Jesús. Cuando lo hagas habrás ganado tú mismo.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 8:21-30

Jesús habló de nuevo:
—Yo me voy, y ustedes me buscarán, pero morirán sin que Dios les haya perdonado sus pecados. A donde yo voy, ustedes no pueden ir.
Los jefes judíos dijeron:
—¿Estará pensando en matarse, y por eso dice que no podemos ir a donde él va?
Jesús les aclaró:
—Ustedes son pecadores, como todos los que viven en este mundo. Pero yo no soy de este mundo, porque vengo del cielo. Por eso les dije que, si no creen en mí ni en quién soy yo, sin que Dios les haya perdonado sus pecados.
Le preguntaron:
—¿Y quién eres tú?
Jesús les contestó:
—¿Por qué tengo que responderles? Más bien, yo tengo mucho que decir de todo lo malo que ustedes hacen. El que me envió dice la verdad, y yo sólo digo lo que le escuché decir.
Pero ellos no entendieron que Jesús les estaba hablando de Dios, su Padre. Por eso les dijo:
—Ustedes sabrán quién es en realidad el Hijo del hombre cuando me cuelguen de una cruz. También sabrán que no hago nada por mi propia cuenta, sino que sólo digo lo que mi Padre me ha enseñado. Mi Padre nunca me ha abandonado, pues yo siempre hago lo que a él le agrada.
Cuando Jesús dijo esto, mucha gente creyó en él.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.