Reflexiona:
«El que confía en mí nunca más volverá a tener hambre; el que cree en mí, nunca más volverá a tener sed.»
Piensa:
Todas las personas buscamos a nuestra manera la autorrealización y la felicidad, ese momento en el que nos sentimos plenos. Pero, el mundo nos ofrece muchas formas falsas para lograrlo, y tristemente nos damos cuenta de que son tan efímeras, que al pasar la emoción nos sentimos aún más vacíos que antes. Sucede con las drogas, la vanidad, el dinero, el placer fuera de lugar…
Hoy Jesús se presenta a sí mismo como «el pan verdadero», un alimento, no como el pan que multiplicó para dar de comer a cinco mil hombres, sino una comida que llena el alma, que satisface nuestros corazones y nos permite mantenernos en ese estado de felicidad plena.
¿Y qué tenemos que hacer para conseguir ese alimento? Simple, solo tenemos que pedirlo, es Jesús quien nos invita a estar en comunión con él. Podemos incluso ir más allá participando en la comunidad eclesial con los sacramentos y ser testigos de estos momentos.
Claro que no basta solamente con acudir, sino tener un corazón dispuesto para creer realmente en el misterio del que somos partícipes. Recordemos que Jesús en muchas ocasiones habló sobre el riesgo de cumplir en la forma, pero en el fondo estar vacío. No caigamos en la trampa de acudir sin creer, sino pidamos a Dios que fortalezca nuestra fe para hacer una verdadera comunión. Hagamos el propósito de mantenernos junto a Jesús para que nuestro espíritu se mantenga siempre lleno de su amor.
Dialoga:
Señor Jesús, gracias porque me amas tanto que has querido quedarte aquí como alimento verdadero para acompañarme y llenarme de tu amor. Permíteme mantenerme siempre a tu lado, y aprovechar cada oportunidad que tenga para estar contigo y recibirte en mi corazón.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, danos siempre de este pan»
Recalculando:
Sabemos que mucha gente pasa hambre de pan material y hambre de pan espiritual. Para entender que tu vida se reorienta hacia lo que Jesús te ofrece, te invito a que encuentres a alguien que pase necesidades materiales, y puedas compartir tu comida con esta persona. Y también a aquel que necesita una compañía espiritual, busca a esta persona, dialoga con ella y recuérdale la importancia de no separarse nunca de Jesús, para que sacie su hambre espiritual también.
Texto del Evangelio de hoy: San Juan 6:30-35
Entonces le preguntaron:
—¿Qué milagro harás para que te creamos? ¡Danos una prueba! Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto. Según la Biblia, el maná es el pan del cielo.
Jesús les contestó:
—Les aseguro que no fue Moisés quien les dio el verdadero pan del cielo, sino Dios mi Padre. El pan que da vida es el que Dios ha enviado desde el cielo.
Entonces la gente le dijo:
—Señor, danos siempre de ese pan.
Jesús les dijo:
—Yo soy el pan que da vida. El que confía en mí nunca más volverá a tener hambre; el que cree en mí, nunca más volverá a tener sed.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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