Reflexiona:
«Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Quién soy yo?».
Piensa:
Cada uno de nosotros a lo largo del tiempo vamos definiendo nuestra identidad, seguramente hemos respondido a la pregunta ¿quién eres? en diferentes momentos de nuestras vidas, y nuestras respuestas han ido variando con el paso del tiempo. Y esto no es algo malo, sino por el contrario, revela que vamos descubriéndonos más y entendiendo nuestro lugar en la historia.
Hoy Jesús lanza la pregunta a sus discípulos ¿quién dice la gente que soy yo? Y las respuestas no se hacen esperar, claro que existían muchas opiniones sobre la persona de Jesús; incluso hoy si hacemos una encuesta encontraremos una gran variedad de respuestas. Para muchos Jesús sigue siendo un personaje histórico, alguien que vivió hace muchos años, que esparció una doctrina y que murió; para otros sigue siendo un personaje enigmático e incomprensible, con muchas «temas incomprensibles» en su historia, un personaje de interés.
Y la pregunta también es para cada uno de nosotros ¿quién es Jesús para mí? ¿Qué papel juega en mi vida, en mi historia?
Y quizá la respuesta no sea sencilla, pero es bueno que nos tomemos un momento para redescubrir la figura de Jesús, dichosos de nosotros si como san Pedro, somos capaces de reconocerlo, y aceptarlo, como nuestro Dios y Señor; y como menciona el evangelio eso no es algo que se alcance por medio de la razón, no podemos solo saberlo o entenderlo, sino que debemos creerlo, es algo que se alcanza por medio del don de la fe.
Hoy recordamos a dos de los grandes discípulos y seguidores de Jesús, a Pedro (que reconoció la identidad del Señor diciéndole que era el Hijo de Dios y a Pablo que fue llamado para anunciar el evangelio a las otras naciones. Pensemos que queremos alcanzar el don de reconocer a Jesús como el centro de nuestras vidas, y aceptarlo como nuestro guía y ejemplo.
Dialoga:
Señor Jesús, tú que llamaste a san Pedro y a san Pablo para seguirte y edificar tu Iglesia, concédeme la gracia de saber imitarlos para seguir construyendo tu reino en mi entorno familiar y social. Ayúdame a fortalecer mi fe, para saber abrazar tus enseñanzas en mi corazón y ser un discípulo fiel e incansable.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, que reconozca siempre que eres el hijo de Dios»
Recalculando:
Para redireccionar nuestra vida piensa en las veces que tú entiendes que son las cosas de este mundo las que van a salvarte y pones tu fe en lo material. Y como momento de entender que tú crees en Jesús como el Hijo de Dios y Salvador, vas a dejar algo de tus cosas que mucho quieres, para una persona que la necesite. Puede ser un pequeño detalle, por ejemplo, una vestimenta, un artículo deportivo. Algo que a ti mismo te ponga a pensar en que desprendiéndote de eso, estás aceptando más al Señor en tu vida.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 16:13–19
Cuando llegaron cerca del pueblo de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
—¿Qué dice la gente acerca de mí, el Hijo del hombre?
Los discípulos contestaron:
—Algunos dicen que eres Juan el Bautista, y otros dicen que eres el profeta Elías, o el profeta Jeremías, o alguno de los profetas.
Entonces Jesús les preguntó:
—Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Quién soy yo?
Pedro contestó:
—Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios que vive y da vida.
Jesús le dijo:
—¡Bendito seas, Pedro hijo de Jonás! Porque no sabes esto por tu propia cuenta, sino que te lo enseñó mi Padre que está en el cielo. Por eso te llamaré Pedro, que quiere decir “piedra”. Sobre esta piedra construiré mi iglesia, y la muerte no podrá destruirla. A ti, Pedro, te daré autoridad en el reino de Dios. Todas las cosas que tú prohíbas aquí en la tierra, desde el cielo Dios las prohibirá. Y las cosas que tú permitas, también Dios las permitirá.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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