Reflexiona:

«Quien obedezca mi enseñanza, vivirá para siempre con Dios»

Piensa:

La historia está plagada de personas que han buscado conseguir alargar la vida por muchos medios, desde ritos mágicos hasta avances científicos como la criogenia. En el cine y la literatura también encontramos infinidad de obras que se basan en esta premisa, lo que nos demuestra que es una especie de añoranza humana el vivir para siempre. Desde pequeños se nos enseña a ver la muerte como algo negativo, porque nos centramos en el dolor de la separación física.

Hoy Jesús nos hace una promesa: la vida eterna. Pero no la vida terrenal aquí para siempre, sino una vida en la presencia de Dios. Lamentablemente, al igual que los fariseos, a veces estamos tan aferrados a la vida terrenal que ignoramos esta oferta y seguimos buscando como vivir más años, en lugar de vivir mejor.

Pidamos a Dios que nos ayude a abrir los oídos para poder escucharle y entenderle, porque a veces tenemos un diálogo de sordos. Solamente nos preocupamos de lo que pensamos y lo que queremos, y se nos olvida darnos el tiempo para escuchar. ¿Cuáles son las cosas que Dios te está diciendo en estos momentos? ¿Te has dado el tiempo para sentarte y escuchar? ¿Para tener un verdadero diálogo de amor?

Dialoga:

Señor Jesús, ayúdame a ser un mejor hijo tuyo. Dame un corazón dispuesto a escucharte y seguirte. Que sepa buscar la vida que tú me ofreces y no me aferre a la vida terrenal. Te pido por todos aquellos hermanos míos que aun estando a tu lado no son capaces de oírte, dame la gracia de ser un verdadero mensajero para llevar tu mensaje con mi vida.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, abre los oídos de mi corazón»

Recalculando:

Mira con serenidad tu vida, tu pasado, tu presente, pero también tu futuro. ¿Cómo te visualizas en el futuro? Estoy seguro que hoy puedes apoyarte en la seguridad que Jesús será el compañero de tu vida, por lo tanto, ya tienes asegurado tu futuro. Hoy puedes hacer una oración para pedirle a Jesús que te acompañe en tu vida, que él esté en tu tiempo y pase lo que pase en tu historia, tú estarás seguro que será lo mejor para ti, porque Jesús estará contigo siempre.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 8:51-59

Les aseguro que quien obedezca mi enseñanza, vivirá para siempre con Dios.
Ellos le dijeron:
—Ahora sí estamos seguros de que tienes un demonio. Nuestro antepasado Abraham murió, y también murieron los profetas. Sin embargo, tú dices que el que te obedezca vivirá para siempre. Acaso te crees más importante que Abraham? Él y los profetas murieron. ¿Qué te estás creyendo?
Jesús les respondió:
—¿De qué me serviría hablar bien de mí mismo? Mi Padre es el que habla bien de mí, y ustedes dicen que él es su Dios. En realidad, ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco. Lo conozco, y lo obedezco. Si dijera lo contrario, sería un mentiroso como ustedes. Abraham, el antepasado de ustedes, se alegró mucho de que vería el tiempo en que yo vendría al mundo; lo vio, y le causó mucha alegría.
Entonces le preguntaron:
—Ni siquiera has cumplido cincuenta años de edad. ¿Cómo puedes decir que has visto a Abraham?
Jesús les dijo:
—Les aseguro que mucho antes de que naciera Abraham ya existía yo.
Entonces aquellos judíos quisieron matar a Jesús a pedradas; pero él se mezcló entre la multitud y salió del templo.

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.