Reflexiona:
«Solo te falta una cosa: Ve y vende todo lo que tienes, y reparte ese dinero entre los pobres.»
Piensa:
En una charla sobre liderazgo escuché a un conferencista hablar sobre el concepto de «la milla extra», que básicamente es hacer un esfuerzo más allá de lo que se nos ha pedido al realizar una labor. Por ejemplo, si te han solicitado sacar 100 juegos de copias no sólo las sacas, sino que armas los juegos y las colocas en carpetas individuales; si en tu trabajo sales a las 5:00 p.m. y llega un cliente a las 4:55 no le dices que estás por cerrar, sino que lo atiendes, aunque signifique salir 30 minutos mas tarde; es decir, buscar siempre la forma de hacer más de lo estrictamente necesario, para servir a los demás.
Lamentablemente vivimos en un mundo que se rige por la ley del menor esfuerzo. Todos queremos conseguir el mayor beneficio haciendo solo lo justo o, si es posible, un poco menos de lo necesario. Nos preocupamos por exigir a los demás que nos den lo mejor, pero nosotros apenas hacemos el esfuerzo por corresponder a su esfuerzo.
Hoy Jesús nos recuerda que para lograr la salvación no basta solo con «ser bueno», hay que ser «excepcional», no basta con hacer las cosas bien, hay que hacerlas excelentes.
En ese joven del Evangelio de hoy, estamos reflejados todos. Jesús nos dice a cada uno: «solo te falta una cosa», no importa cuán bueno creamos ser, siempre habrá oportunidad de ser mejores, por eso no nos conformemos y seamos generosos en extremo. Quizá no vamos a ir a vender nuestras cosas materiales, pero tenemos mucho más que dar: nuestro tiempo, nuestro talento, nuestra ayuda, nuestra compañía. «Ve y deja aquello que más te gusta y haz algo por alguien que lo necesite», aprendamos a desprendernos de nuestras comodidades, nuestra pereza, nuestra vanidad, y seamos más generosos con los demás.
Dialoga:
Señor Jesús, ayúdame a nunca conformarme. Sé que estoy muy lejos de la perfección, pero muchas veces la comodidad y la rutina me hacen perder el rumbo. Dame la gracia de estar siempre dispuesto a ayudar y cuando sienta que no puedo más, infunde en mi corazón tu aliento de amor para dar esa milla extra en el servicio a mis hermanos.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a dar la milla extra»
Recalculando:
Para redireccionar tu vida, te invito a que pienses en alguna actividad en la que podrías hacer un poco más para hacerla excelente. Se trata de un pequeño paso, solamente tú conoces tus tareas. Busca alguna que sí creas que puedas mejorar. Te darás cuenta al final cuando te evalúes que sí se puede ser mejor.
Texto del Evangelio de hoy: San Marcos 10:17-27
Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó:
—Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?
Jesús le contestó:
—¿Por qué dices que soy bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces bien los mandamientos: No mates, no seas infiel en tu matrimonio, no robes, no mientas para hacerle daño a otra persona, no hagas trampas, obedece y cuida a tu padre y a tu madre.
El hombre le dijo:
—Maestro, todos esos mandamientos los he obedecido desde que era niño.
Jesús lo miró con amor y le dijo:
—Sólo te falta hacer una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, y reparte ese dinero entre los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Después de eso, ven y conviértete en uno de mis seguidores.
Al oír esto, el hombre se puso muy triste y se fue desanimado, porque era muy rico.
Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos:
—¡Es muy difícil que una persona rica acepte a Dios como su rey!
Los discípulos se sorprendieron al oír eso, pero Jesús volvió a decirles:
—Amigos, ¡es muy difícil entrar en el reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que una persona rica entre en el reino de Dios.
Los discípulos se sorprendieron mucho al oír lo que Jesús dijo, y comentaban entre ellos:
—Entonces, ¿quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les dijo:
—Para los seres humanos eso es imposible, pero todo es posible para Dios.
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
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